27 febrero 2009

EN EL CORAZÓN DE LA CRISIS: El pinchazo de la burbuja editorial

Aunque sigue habiendo editores gurús que niegan la llegada de la crisis al sector del libro, si tienes la constancia de visitar y reunirte con libreros y jefes de compras, rápidamente deduces la evidencia de la irrupción de la crisis en el sector. El tsunami llegó y parece que los efectos colaterales se están haciendo notar ya, y mucho. Pero hay que zambullirse de lleno en el día a día de editores y librerías para cobrar conciencia de hasta qué punto la burbuja editorial de estos últimos años, al igual que la burbuja inmobiliaria, también ha pinchado.
Enumeramos así varios de los efectos de la crisis en el sector del libro:
Quién se ha resentido antes:
-Las cadenas y grandes superficies y las librerías con mucha venta institucional.
-Estas han sido las primeras en sufrir el impacto, esencialmente porque dependen del “tráfico” a tienda y de la compra por impulso.
-Las librerías con ventas institucionales, es decir, a bibliotecas, ministerios, facultades, bibliotecas publicas, etc… la morosidad administrativa a la hora de liquidar las compras les tiene en una situación desesperada.
Quien comienza a resentirse:
La librería tradicional.
A pesar de tener una clientela muy estable notan que esos clientes espacian más su visita a la tienda y su compra media es inferior, en número títulos y en volumen.
Efectos generales sobre el sector:
-Aumento de la profundidad de las devoluciones, esencialmente para liberar activos y reducir la financiación a terceros por parte de las librerías.
-Producto del aumento de las devoluciones se observa una disminución de la visibilidad de muchos títulos.
-Menor profundidad del fondo de catálogo en las tiendas.
-Implantaciones mucho más bajas y cautelosas.
-Compras más ajustadas.
-Compra media por cliente inferior en volumen y en el número de ejemplares.
-Menor visibilidad de títulos que no aseguren al menos una rotación potencial amplia.
-Liquidaciones menguantes de los distribuidores a los editores.
-Fuerte presión de las grandes cadenas sobre los editores para aumentar en algún punto el margen.
Tal y como están las cosas, parece sorprendente que desde las propias instituciones del libro no se estén tomando mediadas urgentes para hacer frente a las consecuencias de la crisis. Lo cual nos lleva a formular las siguientes preguntas abiertas al sector:

-¿Qué capacidad de aguante tiene el sector del libro?
-¿Se está trabajando en un plan anticrisis?
-¿El precio fijo no supone un freno a la hora de estimular la demanda?
-¿Hasta qué punto es acertado y oportuno que el discurso de los editores lanzado desde la FGEE a la sociedad, como respuesta a la crisis, sea la campaña del “bolsilibro”? ¿Responde a las necesidades reales del sector? ¿A qué intereses económicos, y de quién, responde si no?

25 febrero 2009

VUELO BAJO: BOLSILLOS ROTOS Y LIBROS DE BOLSILLO

En lo que llevamos de año mucho se ha hablado ya del bolsillo en el sector del libro, del bolsillo de los españoles, cada vez más encogido por la crisis, y del formato de estos libros que invocan unos (CEGAL) y otros (FGEE) como una especie de talismán que mediante un exorcismo mediático parece querer espantar al demonio de la crisis económica. Pero señores, estamos en crisis, también en la industria del libro. Antes fue el “producto refugio”, después el sector contracíclico, luego el “objeto-regalo”, y ahora el libro encoge, como un personaje de Alicia en el País de las Maravillas, y se convierte en “bolsilibro”, tremenda memez para reivindicar, a la desesperada, el libro como “valor seguro”.
Según el artículo de marras de El País, “editores y libreros ratifican la hora del bolsillo”, y en un alarde de mercadotecnia funambulista, “lo visten de glamour” y reclaman que su misión es “dar una segunda vida a la creación literaria”. Para terminar, el artículo subraya, entre las virtudes de semejante artilugio, “surgido en España hace 71 años” (y más de 500 en la imprenta del veneciano Aldo Manuccio), su portabilidad, algo inmejorable frente a la “amenaza digital” y que refuerza la necesidad, según los responsables de los grandes grupos editoriales, de “dar al libro de bolsillo el sitio que merece”.
Lo que merece este tema es una reflexión más seria, y esto desde hace tiempo. Los altos vuelos de la campaña pro defensa del libro de bolsillo, que parecen liderar libreros y editores al unísono, no es sino un intento desesperado de maquillar la profunda crisis sectorial a la que nos enfrentamos en estos momentos, mucho más profunda desde hace tres meses. Con una sobreproducción editorial irresponsable como cierre del año 2008, con unas ventas del ejercicio anterior que –a falta de datos contrastados– apuntan a un severo deslizamiento de la demanda hacia el best seller y el producto horizontal, con un comienzo de año caracterizado por la recesión del consumo, las librerías vacías y un aumento geométrico del nivel de devolución (si enero fue tremendo, febrero va a ser terrible), el sector del libro no puede seguir negando la evidencia. Por otra parte, los jefes de compras de las grandes cadenas y grandes superficies han reducido, según nos consta, en las últimas semanas, no sólo el número de títulos que compran, sino el número de ejemplares de las novedades que se implantan. Las probabilidades de que el libro implantado germine y de flor son escasísimas, porque el nivel de invisiblidad de los libros está aumentando exponencialmente: a menor visibilidad, menor oportunidad de venta. Se hace necesario, por tanto, un vuelo bajo para saber qué es lo que está pasando realmente, y porqué el libro de bolsillo ha adquirido semejante protagonismo.
Como ya hemos apuntado en otras ocasiones, no sólo nos enfrentamos a una crisis sectorial, producto de la crisis económica global; como consecuencia lógica de la ley del desarrollo desigual y combinado, la crisis en el sector del libro ha tardado en notarse, pero no podemos seguir negándola o maquillándola, ya está aquí y se queda para largo. Del bolsillo no nos debe llamar la atención su tamaño ni su formato, menos su “portabilidad”. Lo singular del bolsillo, sobre todo para los monederos rotos de los españoles, es su precio. El cambio de paradigma en el sector del libro está propiciando, entre otras cosas, un deslizamiento de la sensibilidad al precio por parte del lector-comprador, y el protagonismo del bolsillo no responde a una iniciativa de los editores, sino que es consecuencia directa de lo que hemos venido a llamar la macdonalización de la sociedad y la implantación del modelo económico del low-cost, también en el mercado del libro. Los libros más vendidos en ficción en las últimas semanas responden a la tipología del “tocho económico”: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, Los hombres que no amaban a las mujeres, por ejemplo, superan la barrera de los 20 euros pero rondan las 700 páginas, por lo que el cliente valora la relación “cantidad/precio”. Por su parte, la saga de moda de Stephenie Meyer, ronda los 16/17 euros por volumen, y oscila entre 600 y 800 páginas por tocho. En comparación con estos ejemplos, libros de tapa dura de 200 páginas a 18/20 euros no es que sean caros, es que se salen del mercado. Nuevos tipos de mercado que exigen, pues, nuevas estrategias y una adecuación de productos. Es el salto del producto al cliente.
En ese sentido, la lectura del artículo de Barbara Celis titulado “La edición en EEUU busca salida” nos vino a plantear, al margen de la grave y profunda crisis que la edición y el sector del libro están atravesando en los Estados Unidos, un problema de mucho mayor calado y envergadura: el problema de la “ineficiencia” del sector del libro, allí y aquí, tanto por el agotamiento de sus modelos, como por la forma de crear valor. La “ineficiencia” en el caso español se manifiesta en modelos de producción editorial poco atentos a la variable precio, y desconocedores, para la mayoría de editores, de cómo están cambiando los hábitos de consumo de los españoles. Como veremos en una próxima entrada, el sector editorial necesita urgentemente una reingeniería de sus modelos de negocio, y un replanteamiento de sus estrategias para adaptarse al nuevo paradigma de las economías low cost, de las rentas limitadas y polarizadas y de los nuevos hábitos de consumo.

19 febrero 2009

Foro CEGAL-Editores: Tendiendo puentes

El Foro Cegal-Editores viene operando con cierta regularidad desde el Liber 2006. El objetivo originario que, por iniciativa de Cegal, perseguía este foro era impulsar un marco estable de relación entre libreros y editores capaz de establecer un acuerdo marco de buenas prácticas entre los agentes del sector. Tras diversas vicisitudes se ha logrado sentar en la misma mesa a un conjunto de editores de facturación grande, mediana y pequeña, junto a libreros independientes representativos de toda España. El primer paso del Acuerdo de buenas prácticas comerciales se encuentra, tras su negociación durante varias sesiones de trabajo, pendiente de ratificación por parte de CEGAL, para su posterior comunicación a sus asociados y a la directiva de la FGEE. Su aprobación por las partes implicadas y la ratificación y estricto cumplimiento del mismo por sus asociados supondría un avance cualitativo en aras de una regulación y ordenación de las prácticas comerciales al uso, erradicando del sector determinadas “campañas tóxicas” de comunicación, comercialización y marketing que ciertos editores venían imponiendo a las librerías. Obviamente, por razones de confidencialidad y respeto hacia todos los agentes implicados, no parece oportuno difundir los contenidos de este principio de acuerdo desde un blog, aunque nosotros hayamos estado implicados en las mesas de trabajo desde el comienzo. Autorizados por los miembros de la mesa del Foro, sí podemos hacer públicas las líneas que vamos a impulsar por nuestra parte para la continuidad del mismo.
Nuestras reflexiones nos llevan a confiar en un principio básico que debería presidir las relaciones entre todos los agentes de la cadena del libro y constituir su divisa fundamental: “El editor edita, el distribuidor distribuye y la librería vende”. En consonancia con ese ideario, las líneas que consideramos se han de trabajar en un futuro próximo en el Foro son las siguientes:
1. Compromiso por parte de los editores para reducir radicalmente la venta directa a clientes finales que no pasan por los distribuidores y los puntos de venta. Es muy importante señalar que la cifra de ventas que ofrece el último Informe Fande es únicamente el 56% de la cifra del informe de Comercio Interior, es decir, un 44% de la cifra de ventas que ofrece este último informe se realiza al margen del canal.
2. Compromiso del editor de traspasar al distribuidor los pedidos de clientes atípicos que entren en la editorial; a su vez el distribuidor ofrecerá al cliente un abanico de librerías de su zona susceptibles de poder realizar el suministro del pedido.
3. Compromiso de los editores para que los descuentos que apliquen en sus ventas directas a clientes finales atípicos sean siempre inferiores a los descuentos que realizan a los puntos de venta. No es admisible que un editor que recibe un pedido de una empresa suministre el pedido con el 40% de descuento, es decir, 10 puntos por encima del descuento que otorga a la librería. Que nadie se llame a engaño, este supuesto ocurre con asiduidad.
4. Compromiso de editores y distribuidores de no participar en concursos de suministro a bibliotecas. Extensivo a empresas intermediarias que participan en estos concursos, ofertando servicios que vulneran la competencia leal, perjudicando seriamente con ello las posibilidades de libre concurso a las librerías.
5. En el supuesto de determinados pedidos de bibliotecas que tienen una enorme demora en el pago por parte de la administración, el 15% de descuento oficial debería ser soportado con un 5% por parte del editor, otro 5% por el distribuidor y un 5% por parte de la librería.
Estos cinco puntos, líneas de trabajo a estudiar, no dejan de ser planteamientos opinables que, no obstante, vienen a reforzar la necesidad de un Plan Anticrisis para el sector del libro y de un Plan de Apoyo a la red de librerías.
Apuntamos dos reflexiones para terminar:
¿Tiene el canal de distribución capacidad para absorber, en su logística, un incremento de un volumen de negocio de casi el doble del que actualmente soporta?
¿Un protocolo de este tipo es más fácil que lo firme y apoye un gran grupo editorial o un editor mediano/pequeño? Admitimos apuestas. Nos jugamos todo al 28 y caballo que antes firmaría un supergrupo que un editor mediano o pequeño. ¿Por qué será?
La existencia de un Foro CEGAL-Editores es una buena noticia. Si sus líneas de trabajo se encaminan a crear lugares de encuentro y firma de acuerdos entre libreros y editores, esto es una buena noticia. De todas formas, recomendamos encarecidamente a CEGAL que rediseñe su estructura y su dinámica de trabajo para dar un respuesta razonable y racional a las demandas acuciantes que este sector padece. Un acuerdo es un buen final, pero no para un viaje de casi tres años: en este Foro se hace imperativo unos ritmos de trabajo muchos más dinámicos y efectivos. No hay ocio sin negocio, ni estética sin ética. Y el Foro parece que responde al lema de otras Academias: Limpia, fija y da esplendor.

17 febrero 2009

"Miénteme, dime que me quieres": Los bibliotecarios reclaman atención

Los bibliotecarios, ante el cambio de paradigma en el sector del libro, reclaman esta semana nuestra atención. "Miénteme, dime que me quieres", la desgarradora súplica que Vienna (Joan Crawford) le lanza a Johny Guitar (Sterling Hayden), nos sirve como anillo al dedo para describir el sentir generalizado de los bibliotecarios ante la poca atención que el sector editorial le ha prestado, según ellos, en los últimos años.
Lluís Anglada, director del Consorcio de Bibliotecas Universitarias de Cataluña (CBUC), en su entrada de ayer en Bdig, al hilo de sus comentarios a nuestro libro, lanzaba este guante al sector del libro, plasmado en estos tres contundentes toques de atención:
  1. El libro tiene el gran valor de inserir el análisis del sector del libro en una dinámica más general que dirige el mundo de las empresas y del consumo. Los profesionales (todos) estamos tentados de fijarnos en las tendencias propias de nuestra parte de mundo. Debemos hacerlo porqué esta es la realidad en la que nos movemos, pero sin olvidar que difícilmente las tendencias específicas pueden sustraerse de tendencias más generales. Por ejemplo, entre bibliotecas universitarias se critica la concentración de la edición científica en pocas manos como si fuera una estrategia pensada para estrangular económicamente a las bibliotecas, cuando no es más que una manifestación específica de una tendencia general (que puede gustar más o menos, esta es otra cuestión). Siempre he sido partidario de prestar más atención a la sociología y a la economía que a la tecnología.

  2. El mercado es un continuo y el vigor del mercado se consigue con una cadena formada de agentes vigorosos y no con la fagocitación de un agente por parte de otro. Inventores, productores, intermediarios, vendedores y consumidores=creadores, editores, distribuidores y bibliotecas, librerías y lectores. Para que el sector progrese tienen que ser eficiente y dinámico. Es mejor un gran espacio en el que haya lugar para todos que un espacio achicado con pequeños fragmentos para algunos.

  3. ¿Por qué el sector del libro tradicional (editores, distribuidores y libreros) ha prestado tan poca atención a las bibliotecas y a los bibliotecarios a pesar de nuestra posición como compradores y como presciptores? ¿Por qué las asociaciones profesionales (de bibliotecarios) han tenido tan poco interés en entrar en las dinámicas de debate del sector?

Parece oportuno, ahora más que nunca, recoger este tercer guante y propiciar, de forma imaginativa, la creación de lazos y vías de comunicación fluida entre editores, libreros y bibliotecarios. No todo es "negoci"; el debate y la reflexión entre estos colecticos son muy necesarios en tiempos oscuros y de incertidumbre –económica y tecnológica–. Recordamos aquí los diversos comentarios que hemos vertido, tanto en el blog como en nuestro libro, sobre la conveniencia de crear un foro o encuentro, con cierta regularidad, entre la edición independiente y la red de bibliotecas. Los comentarios personales de Anglada nos lo confirman. Señores: ¡hagan juego!

11 febrero 2009

Crisis del libro: ¿Catástrofe u oportunidad?

La ola de la crisis ha embestido por fin, nos dicen, al sector del libro que, como le ocurrió al Poseidón, que tras el impacto siguió flotando, pero bocabajo. Al menos así lo ha certificado el pasado sábado El País, en una entrevista a Michèle Chevallier, de CEGAL. A falta de cifras concluyentes sobre el ejercicio 2008, el ajuste de las tiradas y la reducción de títulos de los planes editoriales para este año de algunos editores parecen dar carta de naturaleza a la crisis del sector. Aún con todo, alguno hay que todavía mantiene la trillada teoría del regalo-refugio para el libro, y repite hasta la saciedad que "el libro no notará la crisis... salvo que ocurra una catástrofe". Las consultas y conversaciones que hemos mantenido en los últimos días con numerosos editores nos confirman que los datos de facturación de enero han sido malos. ¿Cuánto de malos?
La ola del tsunami de la sobreproducción editorial de los últimos meses y la de las devoluciones masivas del pasado enero, con los daños colaterales de liquidaciones muy bajas o negativas, no parecen lograr la condición de "catástrofe", al menos la suficiente como para alarmar el temple flemático de este editor que sobrevuela la ola surfeando en los quioscos.
La representante de CEGAL, que prefiere los deportes con menos riesgo, alienta a la racionalidad y la contención. Certifica, en ese sentido, el parón del libro caro o de lujo, recomienda el ajuste de las tiradas, considera que se va a volver al libro de fondo y pronostica un repunte del bolsillo. Nos sumamos al llamamiento de CEGAL por la contención de la producción editorial: se trata, no sólo editar lo justo, sino, como ya nos habrán oído decir en otras ocasiones, saber bien para qué mercados editamos. Porque no hay un sólo mercado, sino muchos. Además, ahora más que nunca la distribución selectiva y la impresión bajo demanda, para un gran número de pequeños y medianos editores, son elecciones estratégicas de uso obligado, para evitar desajustes y desviaciones presupuestarias, así como para luchar contra la descapitalización de la empresa y reducir los riesgos. Por otra parte, estas decisiones han de tomarse en un entorno en el que los hábitos de consumo impulsan e imponen las estrategias low cost, aumentando significativamente la sensibilidad al precio del libro. Algunos editores se intentarán abrir paso en la guerra del bolsillo, otros buscan nuevos refugios, esta vez, en el quiosco –para recolocar su fondo, dicen.

Lo que parece claro es que la crisis ya ha llegado al sector del libro, cosa que era más que previsible y que algunos llevamos meses alertando. Y es lógico, según la ley del desarrollo desigual y combinado: la llegada de una contracción del consumo no se produce simultáneamente ni con la misma virulencia a todos los sectores. En el caso del libro, siendo un mercado de mercados, ocurre algo similar. En primer lugar la contracción del consumo llega a las grandes superficies y a los best-sellers, por tener una clientela basada en la compra de impulso; posteriormente, la ola llega a la librería tradicional que, al tener una clientela más fija y estable, nota un descenso en el volumen de gasto por persona, es decir, a ésta le llega algo después y, posiblemente, en menor intensidad e impacto, pero le llega. Así, los pequeños libreros han aguantado el tirón hasta ahora, y han cerrado el 2008 –aseguran– con un importe neto de las ventas similar al 2007 (pura conjetura aún, puesto que a diferencia de otros sectores, el mundo del libro no dispone de datos contrastables) y un aumento de las operaciones, (probablemente mucho bolsillo) lo que significa un descenso del precio medio por operación. Pero ¿hasta cuándo se va a sostener esto? ¿Ha pinchado la burbuja editorial?
Por otra parte, los grandes grupos editoriales son los que más van a sufrir el receso del consumo, y, quizá en un movimiento previsorio, están llevando a cabo reestructuraciones y despidos masivos de sus redes comerciales.Parece que en los próximos meses va a haber menos presentaciones suntuarias, menos anticipos, menos merchandising cosméticos, menos envíos masivos de novedades a suplementos literarios... La crisis iguala a la hora de competir, pero no nos pone a todos los editores "en la misma parrilla de salida", como sostenía Juan Palomo el otro día, sino que los grandes siguen teniendo una ventaja sobre los pequeños: su poder de ocupar los lineales y de disponer de mayor visibilidad. Aunque las librerías, para unos y otros, están vacías...
¿Qué va a pasar pasado mañana? ¿Hasta dónde va a llegar el efecto devastador de la ola de la crisis? Ahora más que nunca, para evitar la congelación, en el sector del libro se hace necesario compartir información. Cada editorial vive en su particular mundo, pendiente de su plan de producción –este mes tengo un zafonazo o llevo meses sin oler a reedición–; y aunque cada uno maneja información diversa y sin contrastar, lo que es cierto es que a todos nos está repercutiendo en ventas la contracción generalizada del consumo. Hasta que no dispongamos de encuestas y se avancen las cifras del mercado interior del último año, se trataría que las partes implicadas compartiésemos más datos de los que decimos. Alentamos al Observatorio del Libro a que empiece, a marchas forzadas, a facilitar información veraz y útil, vital para la toma de decisiones del sector. Mientras, los editores tendremos que compartir datos de verdad, y no engañarnos, incluso a nosotros mismos, con frases rimbombantes y eslóganes baratos, e irresponsables. Ante un descenso generalizado de las ventas, y con información contrastada en la mano, el editor podrá comenzar a tomar decisiones estratégicas, desde modificar su plan editorial, más ajustado a la realidad del mercado, hasta bajar tiradas, contener precios, etc... Sin esa información, de colega a colega, el editor permanecerá en sus trece, y dejará un flanco descubierto de su empresa, que puede caer presa de la ola, de la congelación y del cambio climático; entonces no habrá día de mañana que valga. Y todos calvos, bueno, congelados.
Por todo ello, nos permitimos sugerir cuatro acciones a realizar de inmediato que consideramos fundamentales:
  1. Constituir una mesa de editores, de carácter nacional, que redacte un Plan Anticrisis.
  2. Preparar un Plan Estratégico de la Edición.
  3. Convocar un Congreso de Editores en el que se dibujen las líneas de un modelo para el sector del libro, mucho más sostenible y con visión de futuro.
  4. Diseño de un Servicio de Información del Libro, una especie de EGM (Encuesta General de Medios) del libro. Mientras, que el Observatorio del libro observe, pero que observe ya.
Para terminar, valoramos que ha llegado el momento de efectuar una reingeniería del sector; ahora se puede, pero si dejamos que pase el tiempo el mercado nos reestructurará, pero de manera traumática, poniéndonos bocabajo. El sector todavía tiene vitalidad para reinventarse a sí mismo.

08 febrero 2009

Regreso al futuro: La esperanza americana

Hoy, les proponemos un viaje al futuro. Como adelantábamos en nuestra anterior entrada, se acaba de hacer público el avance del “Estudio prospectivo del sector editorial de Latinoamérica: el futuro del libro en el horizonte del año 2020 que, con el objetivo de valorar el futuro del sector editorial en América Latina, ha elaborado un grupo de expertos del Cerlalc (Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe). A fines del 2007, el Cerlalc y el Convenio Andrés Bello (CAB) encargaron la realización de este estudio prospectivo cuyo fin era proporcionar lineamientos generales para la toma de decisiones públicas y privadas que fortalecieran el sector editorial de América Latina, en el contexto de los nuevos cambios tecnológicos. Su resultado ha sido este informe, cuyo avance nos ha puesto los pelos de punta, esencialmente porque nos da envidia. El estudio analiza las tendencias de la industria editorial iberoamericana, compara ratios, argumenta una prospección de la industria editorial futura, y estudia el previsible impacto de las nuevas tecnologías y de Internet para la lectura y para el sector. Del avance nos hemos permitido extractar las conclusiones que nos han parecido más interesantes:

-La edición independiente cobra protagonismo: El 74% de las editoriales registró una producción anual menor a 20 títulos y solo un 2% más de cien.


-Formato/contenido: La migración hacia formatos digitales dependerá del uso que los lectores estén dando o empiecen a dar a los contenidos.


-Editores y analógico/digital: El estado probable de producción del libro y de las prácticas de lectura se define como un punto intermedio entre lo analógico y lo digital.


-Lectores y analógico/digital: El estado deseable para el editor es el híbrido, aunque el lector leerá mucho más en formatos digitales; el lector romperá con los intermediarios tradicionales, seguramente poniendo en riesgo la sostenibilidad de las librerías, por lo que se hace necesario fortalecerlas.


-La Web 3.0: La edición, con las nuevas tecnologías, se centrará en el usuario individual, brindando textos de contenidos fragmentados, orientados por los usuarios y la influencia de los sitios de redes sociales de trabajo. Las editoriales tradicionales deberán repensar su papel ante la irrupción de las nuevas tecnologías. Estas darán lugar a esquemas de negocio mucho más eficientes y rentables, dando la primacía al contenido, que podrá venderse fragmentado, poniendo en entredicho la unidad del concepto libro.


-Escenario 2020 para editores: Los editores pequeños o independientes adquirirán más visibilidad a través de catálogos digitales, deberán explotar los nuevos modelos de negocio, para lo cual Internet será un aliado importante. Se necesitarán mayores esfuerzos para que los editores vean los formatos digitales como una plataforma propicia para la publicación de ciertos contenidos. Impulsados por las nuevas tecnologías, los editores deberán encontrar nuevos nichos rentables.

Confirmamos con el avance de este estudio que las instituciones del libro y del fomento de la lectura, así como las asociaciones de editores al otro lado del Atlántico están desarrollando importantes programas y proyectos de envergadura, a nivel pan-nacional, útiles para la toma de decisiones de la industria del libro iberoamericana para los próximos 20 años. Es envidiable el nivel de coordinación de instituciones y medios, además con varios países implicados. Tomemos nota, pues.

Un viaje en el tiempo, un salto de 20 años. Quizá tras esos años, todos calvos, pero es bueno que aquí también miremos hacia el futuro, para tomar una higiénica distancia de un presente oscuro, turbio, y aparentemente descorazonador. A pesar de todo, parece que siempre nos quedará la esperanza americana.

04 febrero 2009

¡El patio está que arde... y las librerías vacías!

Hoy teníamos previsto hablar del informe que bajo el título "Estudio prospectivo del sector editorial de Latinoamérica: el futuro del libro en el horizonte del año 2020" ha realizado el Cerlalc, y cuyas líneas generales ha avanzado esta misma semana. Dejamos para mañana el comentario y reflexión porque nos vemos obligados, como un ejercicio de responsabilidad y desde la independencia de criterio, en la pretensión de aportar ideas, siempre opinables, que den luz y faciliten el debate, a abordar la situación que se está viviendo en el Gremio de Editores de Madrid. Tras la celebración de su Asamblea plenaria, los editores han decidido entrar en una frontal guerra –¿oportuna?– contra los libreros por la co-titularidad –opinable– de la Feria del Libro de Madrid, cuando en las aguas profundas del sector pende aún si se acepta por fin o no la candidatura a la presidencia de la FGEE, vertebrada por la tripulación del acorazado Potemkin.
No parece de recibo, a todo esto, que en los últimos meses, el Gremio de Editores de Madrid, como institución, de motivos para aparecer, una semana sí y otra también, en los comentarios de los periodistas culturales que, en tono jocoso y guasón, censuran el puzzle de sensibilidades que alberga el propio gremio. Más de un editor ya ha comentado que somos el hazmerreir de cierto suplemento y de algunos críticos literarios. Y quizá no van desencaminados. Pero esta semana especialmente el GEM se ha superado, y en un ejercicio de funambulismo estratégico, tras la Asamblea, se ha planteado entrar en guerra abierta con los libreros por el tema (amplio, poliédrico, complejo y resistente a simplificaciones banales y baratas) de la Feria del Libro de Madrid. Obviamente, ante una disputa sobre la propiedad y/o titularidad de la Feria, serán los tribunales los que tendrán que decidir, pero esto no deja de ser un problema de cocina, con escaso interés para la opinión pública.
Por otra parte, es cierto y más que razonable pensar que el reglamento de participación que regula la Feria es mejorable y digno de ser consensuado, en el fondo y en la forma: en el fondo, por ejemplo, parace de recibo admitir la edición digital en la Feria, en la línea de la apertura de la Feria del Libro de Sevilla a las nuevas tecnologías (tampoco tenemos que recordar cómo hace unos años la de Madrid contaba con una carpa Multimedia que publicitaba y vendía los producto s CD-Rom más punteros del momento, vendidos por libreros); en la forma, por ejemplo, vertebrando unas cuotas de participación francamente mejorables y menos restrictivas. Y todo esto, subrayamos, siempre fruto de la negociación, el buen juicio y la racionalidad, y no mediante el recurso de la plantada o el conflicto bélico.
El melón, no obstante, ya está definitivamente abierto, capuletos y montescos toman posiciones... Pero esto no es una película de indios contra vaqueros, buenos contra malos. Aquí todos somos indios. De seguir en esta línea, planteamos la hipótesis razonable de que el conflicto por la Feria puede tener consecuencias funestas y lamentables, ya que, por ejemplo, un conjunto –representativo y con peso en el sector– de editores de tamaño grande y mediano (alguno más de los pimúsculos) es más que previsible que se desmarque y se desentienda del tema, por lo que la dirección del GEM puede acabar haciendo un ridículo de campeonato.
Según algunos, la titularidad de la Feria, en la legalidad vigente, parece incuestionable, pero desde nuestro punto de vista, lo que cualquier persona sensata recomendaría es reabrir y mantener una vía de negociación estable y duradera entre las partes, para lograr articular un reglamento racional, claro y consensuado a varios años vista, que de estabilidad a la participación y credibilidad a las instituciones implicadas. Parecería sensato, por tanto, poner al frente de las negociaciones a representantes con algo más de cintura, en uno y otro medio, sin dejar de valorar el trabajo realizado hasta ahora, pero hay que abrir nuevas vías de diálogo.
De todas formas, de continuar con la iniciativa, los editores y los libreros vamos a ser el hazmerreir del Ministerio de Cultura, de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento de la capital, quedando en especial el GEM, ante la opinión pública, como un colectivo problemático y conflictivo. Ningún niño sueña con ser editor de mayor, y la imagen del editor está muy distorsionada y desdibujada en este país, entre otras cosas por la guerra de los libros de texto. En cambio, tu librero "es tu amigo"; los editores, por otra parte, aún tenemos que dar explicación, según los foros, de en qué consiste nuestro trabajo, vocacional o no, artesanal o no; empleo o profesión, a fin de cuentas, el editor deberá rediseñar su función y su desempeño ante el fin de la intermediación propiciada por la llegada de las nuevas tecnologías al sector editorial y por la democratización de los sistemas digitales de producción.
La imagen de los editores, ante los últimos acontecimientos, podría quedar a la altura del betún por su dinámica gremial. La Feria, ante la opinión pública, podría estar compuesta de carromatos en vez de casetas, y el público podría asistir a una representación de zíngaros, en vez de a la fiesta del libro. No olvidemos que en esta previsible guerra no habrá vencedores, sino que todos perderemos y seremos víctimas. ¿Están previstos los daños colaterales producto del ímpetu de las acciones temerarias puestas en marcha? ¿Estamos legitimados unos y otros a hurtar la Feria del Libro de Madrid a sus legítimos dueños? Porque la FLM no es propiedad de los libreros ni de los editores, sino que la fiesta del libro pertenece al pueblo de Madrid y a todos los amantes de la lectura.
Por tanto, nuestra sugerencia, desde la independencia, desde el rigor, desde la modestia y en un llamamiento a la sensatez, es la de más talante y más consenso, y menos carga hormonal, más capacidad de diálogo entre unos y otros, y menos llamadas radicales a las barricadas. Porque si seguimos por el camino emprendido, el Potemkin nos hunde y se carga la Feria.
Con la que está cayendo –evidente crisis del sector, devoluciones tsunami y caída del consumo– y la que está por venir, es sin duda el momento de una llamada a la unidad, a la audacia, a la valentía y a la falta de miedo, en beneficio de todos los artífices del mundo del libro. El patio está que arde... ¡y las librerías vacías!
En nuestra próxima entrada hablaremos del impresionante trabajo llevado a cabo por el Cerlalc en su estudio sobre el futuro de la edición en Latinoamerica, con vistas al 2020. Tomemos nota, así que desde aquí hacemos una llamada: ¡proyecto, consenso, unidad y visión de futuro!

01 febrero 2009

"Gambito de rey" en la FGEE: Por una Hoja de ruta de la edición independiente.

El gambito de rey es una apertura de ajedrez que consiste en que las blancas deben sacrificar un peón o más para recuperar la iniciativa en el juego. Se sacrifica un peón por un gran ataque.
Hace unos días hemos asistido al rechazo de la FGEE del candidato a la presidencia presentado por Madrid. Los tres meses de prórroga que se han estipulado para lograr una candidatura de consenso no dejan de sonar a campanadas a muerto, por una institución agarratada a día de hoy en sus mecanismos, crónica de una muerte anunciada, si quieren, de una federación que sufre una profunda crisis de liderazgo, que ha agotado sus ideas y que es incapaz de sacar adelante el proyecto renovador que tanto venimos reclamando desde aquí desde hace meses. Estas carencias las comparte con el Gremio de Editores de Madrid, donde su Junta directiva se ha caracterizado este último año por su falta de transparencia y su inmovilismo. En la última semana, con un sorprendente truco de prestidigitador, la presidencia madrileña ha sacado un conejo del sombrero para salir del paso así de su crisis de gobierno, en busca de una legitimidad perdida hace tiempo: un llamamiento a las barricadas a los agremiados, reclamando la co-titularidad de la Feria del Libro de Madrid.
¿Cortina de humo? Quizá una huida hacia adelante, ahora con el anunciado Congreso de Editores (idea que ya planteamos hace unos meses en El nuevo paradigma del sector del libro), que tan oportunamente han filtrado sus topos a Manolo Rodríguez Rivero. Bien, embarquémonos en este Congreso, en busca de nuevos líderes; pero el problema, señores, no son las personas, peones o reyes, sino una profunda crisis de contenidos y de proyectos, y una injustificable ausencia radical de ideas. En definitiva, se hace necesario, con carácter de urgencia, el diseño de una Hoja de Ruta de la Edición Independiente, que en líneas generales, adelantamos aquí:
I. El plan estratégico de la Edición Independiente:
  • Organización de unas jornadas sobre los retos de la Edición Independiente (EI), a nivel nacional, que liste y defina los 10 problemas principales de la EI.
  • En dichas jornadas se constituirá una "Mesa de trabajo permanente" que pilote el Plan Estratégico de la EI.
  • Elaboración del Plan Estratégico de la EI en España.
  • Creación de la marca paraguas "Edición Independiente" (u otro nombre que se considere oportuno) como "Comunidad EI", dentro y fuera del Gremio de Editores de Madrid.
  • Elaboración de un Decálogo de Buenas Prácticas de la Comunidad EI.
  • Puesta en marcha de un plan de marketing y de comunicación, de alto impacto en medios, bajo el marchamo de Edición Independiente.
  • Convocatoria de un encuentro anual itinerante de la Comunidad EI.
  • Buscar el apoyo institucional (público y privado) adecuado en cuanto a la financiación de las iniciativas a poner en marcha.
II. Acciones de la Comunidad Edición Independiente:
Desde dentro:
  • Apoyar fusiones editoriales en cuanto a integración en plataformas para ganar tamaño, competitividad y sinergias en diversas áreas: Compras conjuntas (papel, cartonajes, palets)
  1. Contratación de profesionales freelance.
  2. Producción: imprentas, encuadernadoras, maquetación...
  3. Proyecto conjunto de digitalización de fondos.
  4. Marketing, comercialización, plv, merchandising, ferias...
  • Creación de un datawarehouse -almacén- de bases de datos ultrasegmentados para uso conjunto de la Comunidad EI.
Hacia afuera:
  • Plan de visibilidad y acción para propiciar la presencia activa de la Comunidad EI en: encuentros culturales, inauguración de librerías, premios nacionales de la cultura, ferias del libro nacionales e internacionales, congresos nacionales e internacionales de libreros, encuentros y congresos de bibliotecarios, etc.
  • Elaboración de un Mapa de distribución selectiva de la Edición Independiente.
  • Creación de la Certificación "Librería amiga de la Comunidad EI", y elaboración de un mapa de librerías que cumplan nuestros requisitos.
  • Desarrollo de un Protocolo de acuerdo con librerías que promocionen la Comunidad EI (espacios, visibilidad, márgenes comerciales, campañas, condiciones comerciales en general).
  • Elaboración de un análisis que estudio si Cegal-en-Red constituye la mejor solución a un Protocolo de comunicaciones entre editores independientes y librerías (la idea es poder alcanzar un seguimiento eficaz de ventas casi en tiempo real).
III. Creando la Comunidad Edición Independiente:
En la Red:
  • Acuerdo con DILVE para destacar la plataforma Comunidad EI.
  • Desarrollar una plataforma Web 2.0 de la Comunidad EI, con conexión en línea a los fondos vivos de todos los catálogos de los diferentes sellos que la conforman.
  • Creación de blogs temáticos liderados por representantes de los distintos grupos de la Comunidad EI: ensayo, libro religioso, libro científico-técnico, ficción, otras literaturas, literatura infantil y juvenil, todos ellos bajo el paraguas Comunidad EI, y en conexión con la paltaforma Web 2.0, de carácter divulgativo, no comercial: contenidos, entrevistas con los auotres, noticias de interés, foros, etc.
  • Creación de una librería virtual de la Comunidad EI: pasarelas de pago a red de librerías independientes, casadellibro.com, fnac.es, librerías independientes adscritas al sello, amazon.com, acuerdos de publicidad, banners, etc.
  • Creación de una Comunidad EI en Facebook de carácter profesional: intercambio de información, noticias del sector en el muro, mesas redondas online, encuentros temáticos mensaules o quincenales.
  • Acuerdo con Ediciona.com para destacar a la Comunidad EI.
Sectoriales:
  • Preparar un encuentro bianual con bibliotecas y bibliotecarios.
  • Creación del Premio Comunidad EI al bibliotecario del año.
  • Desarrollo de campañas conjuntas de marketing, promoción y comercialización entre editores agrupados temáticamente (gestión por categorias), bajo el lema, por ejemplo, "El ensayo de la EI", "La divulgación científica de la EI", etc.
IV. La Comunidad EI en la Web 2.0:
Producción:
  • Desarrollar comjuntamente un acuerdo de digitalización de los fondos editoriales bajo la norma ISO 15836 (Dublin Core), siguiendo todos los patrones y estándares internacionales IDPF (International Digital Publishing Forum), OPS (Open Publication Structure), OPF (Open Packaging Format), y OCF (Open Container Format).
  • Posible acuerdo conjunto con diferentes plataformas de contenidos digitales.
Comercialización:
Libro físico:
  • Sindicar la venta de los fondos vivos de los catálogos en red a las librerías.com adscritas al acuerdo.
  • Poner en marcha los acuerdos necesarios para ofertar comercialmente en impresión bajo demanda todos los fondos agotados.
Libro electrónico:
  • Desarrollo de un portal de comercialización de ebooks y contenidos digitales de la Comunidad EI. La venta de los mismos se canalizaría a través de los portales de venta de contenidos digitales de las librerías adscritas al acuerdo.