30 junio 2009

A LA SOMBRA DE UN TILO: MARKETING ON LINE DEL LIBRO

El pasado mes de mayo tuvimos ocasión de participar activamente en la tercera sesión de TILO (Taller de Ideas sobre el Libro), organizado por ADILE y la FGEE, teniendo a CEDRO como anfitrión. El debate de esta sesión giró en torno a las “nuevas estrategias de marketing editorial para la comercialización del libro”. El punto de partida de la sesión de trabajo fue qué papel puede jugar el marketing online en la estrategia de comercialización del libro, y cómo el aprovechamiento de la Red y de las nuevas tecnologías del entorno digital se está convirtiendo en una herramienta clave para el apoyo cruzado de la promoción y venta de libros a través del canal tradicional.
Las herramientas que las nuevas tecnologías han propiciado están obligando al sector del libro no sólo a renovar sus estrategias de comunicación on line, sino que a replantearse seriamente su manera de pensar y actuar en la Web 2.0. Se trata, obviamente, de aprender a manejar las nuevas herramientas, pero no de incorporarlas sin más a los procesos tradicionales: la clave está en saber utilizarlas en función de un específico y bien diseñado plan estratégico de marketing on line. No sólo se hay que facilitar la información sobre las novedades editoriales en forma y plazo (una prioridad que es fundamental para la mejora de la cadena de suministro de libros), incorporando nuevos elementos multimediáticos; se requiere además un dominio de los nuevos lenguajes y las estrategias de comunicación en la Red, que implican «saber escuchar», «compartir y generar experiencias», «saber comunicar», «participar», «lograr audiencias».

De las conclusiones de esta sesión de TILO destacamos: «Vivimos actualmente un profundo cambio en los hábitos consumo cultural y de acceso al conocimiento, a la información y al ocio, que afecta a toda la sociedad en su conjunto. El sector del libro no puede ser ajeno a estos cambios profundos que afectan a la sociedad. Estas nuevas formas de comunicación y ocio ya están provocando cambios en las formas de editar, vender, distribuir, promocionar, comprar y leer libros».

«El sector de libro está obligado a posicionarse ante esta nueva realidad, y no ser un mero espectador de los cambios que se están produciendo. Ha de convertirse en actor protagonista en este nuevo escenario, para evitar que otros agentes, hasta ahora externos al sector, puedan dirigir y controlar importantes parcelas de actividad, aprovechándose de estas nuevas formas de operar en el mercado del libro que se está creando actualmente, y para las cuales, todavía no están definidos claramente los modelos de negocio».

En el «laberinto digital» lograrán éxito aquellos editores que se atrevan a explorar los nuevos territorios y a experimentar con estas nuevas herramientas. No sólo se trata de facilitar la tarea a la cadena de suministro (anticipando la información objetiva y útil en tiempos operativos). Además, los editores deberán desarrollar estrategias de innovación, desarrollando nuevas formas de marketing on line. Las nuevas tecnologías no son sólo unas nuevas herramientas, sino que implican una nueva forma de pensar. De nada sirve disponer de los nuevos recursos que nos ofrece Internet si los editores no entienden y aprenden las implicaciones de la mentalidad Web 2.0.
En este sentido, R. Zafra, en su libro «Netianas», recurre a esta cita de R. Braidotti: «Hace falta más que una máquina para alterar verdaderamente los modelos de pensamiento y hábitos mentales». Si los editores no abordan ese cambio de diseño de sus estrategias de comunicación online, seguirán viendo en lo digital una maquinita diabólica indescifrable, y caerán en el torpe maniqueísmo que enfrenta lo digital al papel.

24 junio 2009

BIBLIOTECAS 2.0: EL ANUARIO DE BIBLIOTECAS ESPAÑOLAS 2009

La Fundación Alonso Quijano, institución creada en el 2000 y dedicada al fomento de la lectura, acaba de publicar el Anuario de Bibliotecas Españolas 2009. Las principales líneas de actuación de la Fundación son, entre muchas otras, la realización de proyectos de promoción de la lectura, la organización de actividades de formación en el ámbito de la lectura y la cooperación internacional al desarrollo.
Una de estas labores es la redacción y publicación de este Anuario que, en esta edición, ha contado con la colaboración de un comité científico de más de treinta personas, que proviene del entorno de las bibliotecas y del sector del libro. Esta publicación de casi 500 páginas viene a completar el importante trabajo de divulgación que realiza la revista Mi Biblioteca, y dice muy a las claras del papel fundamental que las bibliotecas españolas están realizando en el fomento y animación a la lectura.
El Anuario se presenta como un exhaustivo estudio del panorama bibliotecario español, y se convierte en una herramienta útil para conocer mejor el trabajo de los distintos sistemas bibliotecarios de España. Nos ha llamado poderosamente la atención el apartado que el Anuario dedica a los blogs, que incluye en el capítulo titulado «Fuentes de información», en la sección que lleva denominada «Recursos para Bibliotecarios».
Los bibliotecarios se ponen las pilas y se adentran sin ningún miedo ni reparos en el mundo digital, de las redes sociales y de la wikinomía, mientras que para libreros y editores el universo digital sigue siendo un laberinto en el que no se atreven a entrar, o que desprecian por desconocimiento. Sin entrar en demagógicas disquisiciones sobre lo que es o no es un libro digital, los bibliotecarios están demostrando esa «sensibilidad wiki» tan necesaria para navegar con éxito en el mundo de las redes sociales y de la blogosfera, lenguajes y jergas que el bibliotecario sabe que debe no sólo conocer sino frecuentar y dominar si quiere hablar el mismo idioma que sus usuarios reales y potenciales. Este apartado dedicado a la blogosfera como recurso bibliotecario incluye una relación de los siguientes tipos de blogs:

-Blogs de bibliotecas públicas.
-Blogs de bibliotecas escolares.
-Blogs de bibliotecas universitarias o de uso informativo en la universidad.
-Blogs de bibliotecas especializadas.
-Blogs personales sobre biblioteconomía y documentación.
-Blogs de asociaciones e instituciones del ámbito de la biblioteconomía y documentación.

El capítulo se completa, y es de agradecer, con una relación (provisional pero rigurosa) de blogs de temas afines a la biblioteconomía, que corresponden al mundo editorial y al ámbito de la animación por la lectura.

Otro capítulo que merece destacarse, y digno de felicitación, es el dedicado a «Recursos para usuarios», donde se relacionan las Bibliotecas digitales en cinco rangos principales:

-Bibliotecas digitales temáticas.
-Bibliotecas digitales de instituciones.
-Bibliotecas digitales de personalidades.
-Bibliotecas digitales por tipos de documentos.
-Bibliotecas digitales especiales.

Un riguroso, eficaz y muy útil trabajo el realizado por la Fundación Alonso Quijano con este Anuario, y la constatación de que los bibliotecarios de España han sido y siguen siendo uno de los cuerpos profesionales más adelantados en nuevas tecnologías aplicadas al libro y al fomento de la lectura. Nuestro agradecimiento a Conchi Jiménez por su atención con Paradigma Libro y nuestra felicitación por su trabajo de coordinación.
Para los bibliotecarios el reto del entorno digital es un aliciente para seguir investigando y ganando nuevos ámbitos de trabajo, y en definitiva, nuevos lectores. Mucho debemos aprender pues libreros y editores de los bibliotecarios 2.0.

21 junio 2009

TUSQUETS-ANAGRAMA: 40 AÑOS DE EDICIÓN INDEPENDIENTE

En estos días de libros y feria hemos tenido oportunidad de reencontrarnos con una de las más admirables representantes de la edición independiente española, con nuestra querida Beatriz de Moura. Elegante, vivaz, Beatriz se te acerca siempre con una sonrisa, te saluda efusivamente y hace sentirte protagonista, cuando la protagonista es siempre ella: de nuestro respeto y admiración, pero sobre todo, de nuestro cariño.




40 años de edición que comparte con sus lectores en este catálogo conmemorativo (más de 400 páginas), verdadera autobiografía de un saber hacer y decir. Junto a los exhaustivos índices, de autores y obras, de colecciones y de títulos, se agradece el amplio álbum (con espléndidas fotos de los co-protagonistas de la editorial, sus autores y amigos), la galería de retratos de sus autores, y el magnífico material gráfico de carteles y material de promoción (casi nos atreveríamos a decir que este catálogo debería figurar como material docente imprescindible para cualquier master de edición que se precie).



Un catálogo que se abre con varios escritos de Antonio y de Beatriz contando Tusquets, contándose a sí mismos. Todo editor es consciente del carácter autobiográfico de su labor editorial, de su proyección en su catálogo, que no es sino un sí mismo, un doppelgänger, otro que no deja de ser la quintaesencia de sí mismo. Cuenta Beatriz la historia de Tusquets, de sus colecciones, de sus éxitos y de sus fracasos, de sus cifras y de sus premios… pero sobre todo cuenta de su hacer, del secreto de su labor, que no responde sino a un principio y a un propósito. El principio: la coherencia, por encima de obediencia a idearios o rutinas, por encima de modas. El propósito, más que firme en su caso: «nunca dar gato por liebre a los lectores».


40 años también son los que cumple Anagrama, que en su ya tradicional (cada lustro) «Deconstructing Anagrama», nos da cuenta también de su quehacer editorial de esta forma tan original, en un elegante y portátil «catálogo-fetiche», donde Jorge Herralde revela de nuevo las claves de esta magnífica «caja de herramientas»: una voluntad y una vocación. Su voluntad, también firme en estos años: la política de autor. Su vocación: la cultural.


Otra vuelta de tuerca la de estos editores, grandes maestros de todo editor independiente, que ante los retos de las nuevas tecnologías y del laberinto digital, se muestran a la vez serenos y expectantes, pero sobre todo, firmes defensores y creyentes en el libro en papel.

Beatriz de Moura y Jorge Herralde seguirán siendo nuestra brújula por muchos años, no sólo por maestros, sino porque han tenido algo de visionarios: «la industria editorial –la grande y la pyme–, tal vez hacia mediados de este siglo, será radicalmente distinta de la que hemos conocido hasta ahora mismo; pero será. Será, pese a quien pese».
Gracias a vuestra labor, Beatriz, Jorge, sabemos qué es y qué no es la edición independiente. ¿Qué es?: catálogo, política de autor, vocación estética, compromiso de coherencia y autenticidad, oficio y artesanía, profesionalidad y conocimiento del mercado, marketing personal y elegancia. ¿Qué no es?: dar gato por liebre. Enhorabuena a ambos, y muchas felicidades.

18 junio 2009

PEQUEÑOS NO, INDEPENDIENTES

En París, en pleno Barrio Latino, al lado de Sant Michel y cerca de la Sorbona, los editores no son pequeños, sino independientes, y lo certifican inaugurando apenas hace unos días una librería muy especial: Pippa, la «Librairie des Éditeurs Indépendants». Con tan solo su nombre esta nueva librería parisina define su posicionamiento de mercado y la composición de su portfolio de producto, o como decimos por estos lares, «de qué van»; pues eso, de independientes. ¿Se podría llevar a cabo en España una iniciativa similar?, se preguntaba Elogio de la librería hace unos días

Hace unos meses subimos una entrada en la que afirmábamos la necesidad de la elaboración una Hoja de ruta de la Edición Independiente. En dicha hoja un capítulo importante lo ocuparía la elaboración de un Mapa de distribución selectiva de la Edición Independiente. Ha llegado el momento, afirmábamos, de que los editores independientes españoles, con una crisis de visibilidad alarmante, se decidan a fomentar, patrocinar y apadrinar un eslogan que conforme una red de librerías que garantice la presencia continuada de ciertos sellos editoriales y genere cierta militancia en torno a ellos.

Apenas hace unos días, ante las preguntas de ciertos colegas, plasmamos en una nueva entrada nuestra visión de lo que significa «edición independiente», bastante alejado del concepto «pequeño». Si en otros países como Francia o en la mayoría de Hispanoamérica existe una militancia rigurosa y eficaz en torno a la «Edición Independiente», en España, o al menos en Madrid, seguimos a cuestas con el concepto de «Pequeñas Editoriales».

Al margen de estar obsoleto y dejar un mal sabor de boca, por ser casi ofensivo, el concepto «pequeñas editoriales» nos sigue creando serias dudas: ¿Se es «pequeña editorial» por la facturación? ¿Por la rentabilidad? ¿Por la poca visibilidad mediática? ¿Por vocación de insignificancia y marginalidad? ¿Por capacidad financiera? ¿Por recursos humanos y empresariales? ¿Por un catálogo en construcción? ¿Por definición «contra» o «frente» a otros? etc…

Creemos que los Editores Independientes en España tienen la suficiente identidad como para «hacerse visibles» como tales y con pleno derecho. ¿No será que se es independiente por la dimensión cultural? ¿Por la profundidad del catálogo? ¿Por la especialización en mercados nicho o micro-nicho? ¿Por el compromiso estético? ¿Por su responsabilidad empresarial con un modelo sostenible, aliado de la red de librerías independientes?

A ciertos editores no les queda otro remedio que definirse como «pequeños» porque no tienen nada que esgrimir frente a otros que son «grandes». A los independientes no les crea ningún problema convivir con los grandes, porque son de otra especie y se definen y actúan por sí mismos.

La Comisión de Pequeñas Editoriales de la AEM organizó hace un tiempo unas jornadas de análisis sobre la problemática de la distribución. Las jornadas fueron un éxito de público y participación gremial, dejando bien claro una de las preocupaciones más acuciantes de la edición independiente en este país, factor determinante sobre la visibilidad de sus sellos. Pues bien: ¿no ha llegado el momento de ponerse a trabajar sobre el tema de la visibilidad de la EI en los puntos de venta? ¿No ha llegado el momento de que los Editores Independientes se pronuncien sobre su condición de tales?

17 junio 2009

FERIA DEL LIBRO DE MADRID: BALANCE Y FUTURO

La Feria del Libro de Madrid 2009 ha terminado y ya tenemos que ponernos a pensar la próxima edición, la 69. Lo que ha quedado claro en esta ocasión es que las expectativas lúgubres con las que arrancó no se han confirmado; de hecho, la Feria ha mantenido un tono en ventas relativamente bueno y muy similar al del año pasado. Se puede confirmar abiertamente, según los datos aportados por la propia organización, que el aumento de ventas ha estado en una horquilla entre el 8% y 10%; por lo que se puede afirmar que el balance es francamente positivo.

Eso quiere decir que una caseta de editor independiente de tamaño medio o pequeño ha facturado que facturó el año pasado entre 10.000 y 40.000 euros, este año ha facturado 2.000 euros más en el primer caso, 4.000 euros más en el segundo. Lo mismo se puede aplicar en el caso de las librerías, que les habrá ido según y como: las firmas fuertes y el «tendido sombra» habrán ayudado lo suyo.


Cierre positivo, pero las estadísticas no nos pueden hacer olvidar un par de cosas. La primera y principal: desde enero hasta junio las librerías han estado y siguen vacías, con descensos de ventas muy acentuados y serios, con una ralentización de la actividad comercial muy severa y preocupante, y generando un volumen de devolución más que constante (los distribuidores no pueden más y ya han empezado a aplicar soluciones drásticas).



En segundo lugar, el buen tono de la Feria de Madrid apenas es un paliativo del problema, para algunas editoriales y para las librerías madrileñas; pero desde luego, no una solución en sí misma. Una vez pasada la Feria es más que razonable pensar en una vuelta a la ralentización de la actividad comercial del sector. No vemos ningún motivo para esperar un cambio de tendencia a corto plazo. A pesar de la afluencia multitudinaria al Retiro, debemos tener en cuenta que un alto porcentaje de compradores apenas visitan muy ocasionalmente las librerías, o ni siquiera las visita. En ese sentido, los interrogantes sobre la actividad comercial de librerías y editoriales vuelven a estar en el aire.

Una cuestión que nos parece fundamental a la hora de reflexionar sobre la Feria es partir del su carácter altamente comercial: «La nuestra es una feria de venta, pura y dura», ha sostenido su director en varias ocasiones. La Feria es una enorme caja registradora de venta de libros, obviamente con la aprobación tácita y unánime de libreros y editores.


No obstante, se echa en falta, desde nuestro punto de vista, unos planteamientos culturales de mayor envergadura y rigor. El modelo de la Feria de Madrid empieza a envejecer y necesita ser rediseñado, para lo que se hace imprescindible una comisión organizadora que agrupe más sensibilidades y puntos de vista, más allá de ciertos «ajustes» en el reglamento. Es obvio que la «diversidad» editorial viene avalada por la presencia de los editores independientes con su fondo completo, por lo que habrá que hacer todos los esfuerzos necesarios para que en años venideros la Feria cuente con una participación más activa de los editores. No obstante, evitando enfrentamientos inútiles, hará falta más talante y temple por parte de todos.

En cuanto a propuestas de mejora proponemos:

· Una comisión plural que aborde un planteamiento de la Feria donde la actividad cultural pase a un primer plano, junto o al mismo nivel que la actividad comercial, aparentemente asegurada hasta ahora. Hacer caja está bien, pero la Feria necesita urgentemente generar valor añadido a sus visitantes; si no, dejarán de venir.

· Hay que repensar el horario durante los fines de semana; si tiene sentido la apertura en sábados y festivos a las 5 de la tarde (cuando no está ni el gato Félix), y el cierre a las 9 de la noche (cuando la gente está muy por la labor).

· Hay que estudiar la posibilidad de dotar de algún sistema de refrigeración ecológico a la Feria, para los días de fuerte sol, que pueden ir desde las lonetas tipo «Corpus» hasta los aspersores utilizados en la Expo de Sevilla.

· Sería oportuno abordar una dinamización profunda de la Feria, de forma que se genere un importante aumento del tráfico al circuito. La incorporación de ciertas actividades más lúdicas ayudaría a tal efecto.

· Se podría estudiar la posibilidad de hacer de los viernes una jornada especial, con un horario nocturno (se abriría por la tarde a una hora más avanzada), con una sesión nocturna de música y libros en el interior del parque, aprovechando la climatología agradable para crear un ambiente festivo que invitara a quedarse al público, disponiendo de las casetas abiertas hasta medianoche.
En definitiva, la Feria ha sido buena y hay que alegrarse por ello, pero debemos repensar qué Feria queremos en el futuro. Todo es mejorable si aunamos voluntades.

12 junio 2009

LA EDICIÓN INDEPENDIENTE EN FRANCIA

Hace unos días cayó en nuestras manos un librito interesante titulado ¿Para qué sirve el libro? Divagaciones heterodoxas, de Editorial Popular, escrito por un conjunto de autores franceses entre los que se encuentra A. Schiffrin y Eric Hazan.
El libro, cuyo título original es Le livre: que faire?, fue editado en Francia en 2008 y repasa una serie de temas sobre la situación y problemática del mundo el libro, a partir de datos de la situación del mercado del libro en Francia, pero el análisis general es perfectamente trasladable al mercado español.
Extractamos de él una serie de consideraciones, a modo de cata:
· A juzgar por el número de médicos que lo atienden, el libro no se encuentra nada bien.
· De lo que se trata hoy es de salvar al “libro”, considerado como una categoría única y homogénea. Ahora bien, todos sabemos que la realidad es otra. Por un lado, existe un número de libros que son productos industriales, elaborados siguiendo las reglas del marketing, y comercializados ante todo con el apoyo de los grandes canales habituales existentes a lo largo y ancho del país.
· Si los principales medios y los grandes grupos editoriales están en manos de los aliados de Sarkozy, ¿cuál es la alternativa? Aquí la existencia de la edición independiente es crucial.
· El hecho de que algunos diarios y editores pertenezcan a fundaciones independientes, sin fines lucrativos, o a cooperativas, parece ser el mejor medio de preservar la autonomía política y cultural.
· Interesantísimo el capítulo sobre los derechos de autor, en el que se reproduce un texto de Victor Hugo escrito en 1878, que no tiene desperdicio, y en el que se plantean los límites de este derecho. Nos imaginamos lo que hubiese dicho si en su época funcionasen las sociedades de recaudación e Internet.
· Los altibajos que afectan a la economía del libro nos obligan a reconsiderar radicalmente los dispositivos de ayuda pública, tanto a nivel nacional como regional.
· La máquina de distribución tiene sus propios criterios, que funciona dejando de lado a buena parte de los libreros y editores independientes.
· En lo que concierne a la hiperproducción: ¿en qué momento se pasa de la “diversidad válida” a la “profusión malsana”?
· Antes, los proveedores de las bibliotecas podían acordar un descuento que llegase hasta un 20% o un 25%, lo cual daba una ventaja absoluta a los grandes mayoristas en detrimento de los libreros, que no podían permitírselo. Hoy en día, el descuento está limitado al 9%.
En resumen, un libro interesante, imprescindible y de obligada lectura para todos los profesionales del mundo del libro, incluidos por supuesto los bibliotecarios. Saludamos con alegría y admiración la aparición de este tipo de libros en España, coincidiendo con la salida de los dos nuevos títulos de la colección Tipos móviles, de Trama Editorial. ¿Es casual que ambas iniciativas sean publicadas por editores independientes?

06 junio 2009

DE FERIA: EL LIBRO DE BOLSILLO Y EL FIN DE LAS LIBRERÍAS

Todos tenemos puestos los ojos en la 68ª edición de la FLM, a la espera, con expectación, de unos resultados que o aparten definitivamente, según unos, el espectro de la crisis, o confirmen, según los más, los errores acumulados de un paradigma a punto de estinguirse. Unos y otros, mientras tanto, echamos mano del bolsillo: del monedero, casi todos, para contar una vez más cuánto dinero de verdad nos podemos gastar este año en la Feria; los otros, a las ventas de los libros de bolsillo, gracias a las cuales, según algún gurú, "la Feria esquiva la crisis".
No sólo en Salamanca se han afirmado rotundamente las virtudes exorcistas de la crisis por parte del libro de bolsillo. Los libreros de Madrid, y en concreto su Presidenta, Pilar Gallego, con motivo de la inauguración de la FLM el pasado día 29 de mayo, sostenía que "parece que se está vendiendo más el formato de bolsillo".

Algunos han deducido con razón que el interés por el libro de bolsillo no responde sino al apretón al que el bolsillo de los españoles se está viendo sometido por la crisis, y avanzan con fundamento que el "interés ahorrador" va a convertir al libro de bolsillo, y no al libro digital, en el verdadero portagonista de la Feria del Libro de Madrid.

Puestas así las cosas, queremos compartir con ustedes la siguiente reflexión:

"Por más trivial y cotidiana que sea la escena, vale la pena analizarla en detalle, ya que es la clave de la industria del libro de bolsillo. Ni el productor ni el crítico pueden hacer abstracción de ella. Lo primero que llama la atención es que el transeúnte se encuentre completamente solo ante el móvil [expositor] lleno de libros. Su único interlocutor es este mecanismo reluciente.

"El librero se ha retirado y la librería ha adquirido el aspecto de un self-service. Asesorar al cliente, conversar con él, poner a su disposición la propia experiencia y responsabilidad, todo lo que tanto prestigio intelectual había dado al oficio de librero, ha perdido su razón de ser.

"También ha perdido importancia la disposición del surtido, la selección de libros entre la multitud de producciones literarias e intelectuales, cosas que antes daban a cada librería una fisonomía peculiar. Ahora esta selección previa corre a cargo del productor, y el librero se ha visto obligado a convertirse en simple comprador y vendedor de series enteras, prefabricadas.

"Su misión es parecida a la de un propietario de una sala de cine: obligado por un contrato, a menudo por pura comodidad, tiene que adquirir "lotes" y frecuentemente "a ciegas". Esta tendencia es visible sobre todo en las librerías especializadas en libros de bolsillo que se han ido abriendo en las grandes ciudades; en ellas la función del librero se reduce a la de un cajero.


"Estas tiendas son, en realidad, supermercados de literatura que, sin necesidad de cambiar el personal, se pueden transformar en cualquier momento en tiendas de comestibles o de corbatas de acuerdo con el principio de "sírvase usted mismo"...


Hasta aquí la cita de un texto que nos ha parecido muy revelador de la situación que estamos viviendo en España en los últimos meses. La exaltación del libro de bolsillo por parte de editores y libreros como el talismán definitivo que nos salvará, a unos y otros, de la peste de la crisis, se revela así como un arma de doble filo, una huida hacia adelante que, de forma irresponsable, no ha valorado las consecuencias últimas de su argumentación demagógica, como puede ser el fin de las librerías tal y como las conocemos.

Pero estamos acostumbrados a que el sector del libro en España improvise, en vez de reflexionar, y dispare, en vez de planificar. Lo curioso de todo esto es que el texto que hemos citado, cuyo autor no es otro que Hans Magnus Enzensberger, pertenece a su libro Detalles, publicado en Alemania en 1962 y editado en España en 1969 como número 1 de la colección "Argumentos" de Anagrama. No sabemos quién fue más premonitorio: si el escritor alemán, o su editor español, Jorge Herralde.

Ya no es que el libro de bolsillo nos vaya a sacar de pobres, que no va a ser el caso; es que con tanta demagogia e improvisación, nos estamos cargando el sector, señores. Y de paso, las librerías. Por cierto, la máquina expendedora de libros de bolsillo (Vending Books), con su eslogan desternillante ("alimenta tu mente"), es un invento español, que en sus primeros meses ya ha facturado más de 85.000 euros. Por supuesto, su oferta es más que evidente: puritito best-seller.

04 junio 2009

EL SINODAL DIGITAL: NI SINODO NI DIGITAL

Ayer tarde, un año más, Fray Antón se mostró receloso de los ingenios luciferinos de maese Juan Párix, impresor de talento que logró imprimir el primer libro en España, allá por 1472. Aguilafuente estuvo presente en cuerpo y alma ayer en la Feria del Libro de Madrid, como anfitrión de estas jornadas de rocambolesco nombre: "Del Sinodal al Digital".


Con la representación fresca y con mucho talento de los vecinos de la cuna del Sinodal, y tras la presentación de las autoridades "civiles y militares", se inauguraron estas curiosas jornadas con una primera sesión (dedicada a los derechos de autor en el entorno digital) en la que participaron, entre otros, Joaquín Rodríguez, amigo paradigmático y gurú de los futuros del libro. Su ponencia, sin lugar a dudas la más interesante de toda la tarde, está disponible en su blog. Nos gustaría destacar su línea de argumentación respecto al laberinto de los derechos de autor, que nos parece muy razonable.


Rodríguez, frente a la demagogia imperante, que plantea como irreconciliables las posturas enfrentadas respecto al tema de los derechos de autor en el entorno digital, aboga por disolver prejuicios y falsos mitos. Los dos paradigmas enfrentados, según Rodríguez, están generando un falso antagonismo, basado en un maximalismo que hace un flaco favor al sector. El paradigma A (conservador) respondería a las siguientes claves: propiedad y materialidad. El paradigma B (progresista) respondería, en cambio, a otras claves: acceso y fluidez.


Rodríguez terminó reclamando una "pedagogía integral" sobre los derechos de autor para todo el sector y la sociedad en general, reclamó el derecho de todo autor a graduar la disponibilidad de sus contenidos, incluso defendiendo la figura de la "renuncia patrimonial", y dejó claro que "la circulación libre de los contenidos ayuda y ayudará al crecimiento del conocimiento". Los demás ponentes (un representante de CEDRO; otro de la Agencia Balcells y una bloguera) dejaron claros cuales eran sus intereses, pero cada uno habló de sus bingos.
En el debate, Paradigma Libro apuntó sus dudas y reflexiones sobre lo escuchado a los otros ponentes:

-Actualmente hay una especie de fascinanción por la Web 2.0, Internet, la red, y por supuesto, un inocente y no tan inocente capricho por la cacharrería digital. La palabra clave es "disponibilidad" y la gran impostura es que "todo está en internet". Pero pocos están afrontando la realidad, en términos de cambio cultural, que está suponiendo la irrupción de la era Google al mundo del libro y la lectura.
-Los editores, sin haber diseñado estrategias sólidas y contrastadas, están irrumpiendo en el entorno digital desde un enfoque de negocio, pero con sus mañas habituales. En un espacio, como es el digital, donde el valor de los contenidos está tendiendo vertiginosamente a cero, quizá no hay mucho negocio que rascar para editores y libreros en un futuro aún en incógnita.
-Se está sacralizando la idea del "acceso", dotando a Internet y las nuevas teconologías de un poder casi mágico que nos facilita, "por fin", la disponibilidad del "conocimiento". Pero señores, no seamos tan peliculeros: los contenidos llevan disponibles, ahí en las librerías (pagando) y ahí en las bibliotecas (sin pagar), desde hace siglos. La democratización del acceso a la cultura se convierte en arma demagógica para ensalzar las virtudes de la red, cuando las bibliotecas llevan muchos años siendo entornos de encuentro democrático con la lectura y el libro. Se esgrime la ventaja de no tener que salir de casa para acceder a los contenidos: Internet nos volverá, por tanto, antisociales, agorafóbicos y obesos.
-Se confunde significativamente "contenido" con "conocimiento". Internet no nos hará más sabios. La disponibilidad de los contenidos, en estado mayestático, no garantiza absolutamente nada. Internet y el acceso inmediato (gracias a una buena ADSL) a ciertos contenidos, no es un festín para nadie si nadie tiene la necesidad de buscarlos (y aún encontrarlos a precio de regaliz). La disponibilidad de los contenidos no va a provocar, por generación espontánea, que se dupliquen nuestros lectores, ni va a propiciar, por ósmosis, que seamos más sabios. Las bibliotecas digitales serán almacenes sofisticados tan llenos de polvo virtual como nuestras aún perfectibles bibliotecas de ladrillo y papel lo están de polvo orgánico, si el fomento de la lectura, más allá de ser una religión o una política pública, no empapa la cultura de la sociedad civil del país.
-El sector del libro, editores y libreros, deberían evitar el maniqueísmo, falso y torpe, que enfrenta el píxel al papel, lo digital al libro impreso. Nunca se han vendido tantos libros en papel, nunca se ha leído y escrito tanto gracias a la Red; es más, la Red nos ayuda a dar a conocer, publicitar, promocionar y vender mejor nuestros libros en papel.
-Por otro lado, editores y libreros y agentes de la cultura deberemos abordar una profunda pedagogía sobre el laberinto digital, si no queremos quedar ante terceros como fenicios en busca del negocio a toda costa, o como ignorantes que ante lo desconocido, lo despreciamos y ridiculizamos; o peor, como frikis con "furor virtual".

03 junio 2009

EN VALLADOLID, DE LIBRERÍAS

Hace unas semanas tuvimos ocasión de acercarnos a la Feria del Libro de Valladolid, donde su director Diego Valverde nos hizo de renacentista cicerone guiándonos entre libros y casetas por la explanada soleada donde se celebraba la 42ª edición de la fiesta de los libros. Las apenas nueve horas que paseamos por la ciudad nos confirmaron que los vallisoletanos disfrutan de una tupida red de librerías, cuya oferta conforma un ecosistema equilibrado digno de admiración.

Comenzamos la jornada con parada obligada en Librería Rayuela, capitaneada por Charo Alonso, una librera de las de raza, de aquellas que en cuanto te ve apasionadamente te recomienda el último libro que le espera en su mesilla de noche y le deja horas nocturnas sin dormir. Su librería, tras más de veinte años de duro trabajo (reconocido en 2005 con el Premio Nacional de Librería), se ha convertido en la librería de referencia para los amantes de la buena literatura, de la edición de editor, y de la buena conversación sobre libros y música.


A lo largo de la mañana pudimos acercarnos a la Librería Sandoval, una librería de fondo, con secciones humanidades, derecho e historia bien nutridas, como las de antes, con estanterías de madera y escaleras de mano; la librería de referencia para el mundo universitario. Apenas unos pasos de ella, la Librería Oletvm, pero la infantil, toda una fiesta de color y luz, con grandes espacios donde niños y no tan niños hojean una oferta de literatura infantil y juvenil difícil de igualar, que Estrella García nos enseñó con mimo y cariño. Sus ojos revelaban el orgullo de saberse ganadora del X Premio Librero Cultural el pasado año. Librería Margen, a menos de treinta metros, ofrece una cuidada oferta de libro profesional y técnico tanto en temas jurídicos como en disciplinas como arquitectura, empresa, medicina o ingenierías.

Tras la comida, y antes de una última vuelta a la feria, descansamos nuestros pies en la recientemente inaugurada Casa del Libro, espléndidamente dirigida por Iris Ribayo, que con esmero y dedicación, en apenas unos meses, ha logrado dotar a esta librería de esa atmósfera que buscamos los amantes del libro. Una librería que invita a entrar, a estar rato, a sentarse en sus cómodos sillones, y dotada con una iluminación generosa, la justa para conseguir la calidez tan difícil de lograr en estos espacios.


La charla con Iris nos llevó a hablar de las inevitables devoluciones, tan dolorosas (también en la Casa del Libro) en el caso de muchos sellos editoriales independientes de calidad, y de un concepto de librería imprescindible de recurar: la “librería familiar”, con una oferta cuidada, en este caso, para cada miembro de la familia, y facilitando el acceso a todos. Para ello, CDL ha dotado a su sede vallisoletana con un ascensor, mayoritariamente utilizado por personas de la tercera edad y madres con carrito. La cadena de librerías ha dado el campanazo en Valladolid en esta ocasión, con una librería que quiere formar parte de la cotidianidad de sus lectores.

Lo dicho. Valladolid puede presumir de una buena red de librerías en su casco histórico. Enhorabuena y que cunda el ejemplo.