27 enero 2009

MAEVA 2.0. Una brillante iniciativa

Ojeando hace unos días diferentes páginas web de editoriales, nos encontramos con una curiosa iniciativa que despertó nuestro interés. La editorial Maeva, que comienza a dar síntomas de una comprensión muy por encima de la media de lo qué supone Internet en la promoción del libro, va a presentar un libro nuevo, Nadie lo ha visto, de Mari Jungstedt, con potenciales lectores y clientes, que se pueden convertir a su vez en auténticos prescriptores del libro. A través de diferentes webs y foros de literatura se van a entregar un número determinado de ejemplares; una vez leídos por los agraciados, estos deben hacer un resumen-presentación del libro y de la autora y remitirlo a la editorial. De entre todos los recibidos se seleccionarán 5 lectores que serán los encargados de hacer la presentación del libro y de la autora a los medios. La iniciativa de MAEVA no sólo es brillante, innovadora y singular, sino que es premonitoria acerca de los cambios que en la promoción del libro se están produciendo, a casusa de la irrupción de un nuevo paradigma, propiciado por la Era Google.Todo ello nos lleva a realizar unas reflexiones rápidas:
  1. Está claro que lo que hace que un libro se venda es un marketing viral que parte del boca oreja, y esta iniciativa puede conseguirlo.
  2. Se canaliza la promoción y la comunicación del libro a través de las redes sociales; los editores aciertan en su elección, dejando de invertir en caducos catálogos, folletos, marcapáginas, tarjetones y demás fetiches trasnochados, para divulgar el libro.
  3. Los usuarios de estos foros pueden constituirse en presciptores natos de un determinado libro. Además esto supone una crítica que no viene mediatizada por intereses espúreos, como ocurre con la mayor parte de la crítica de los suplementos literarios de prensa. Y esto los usuarios de redes sociales lo saben bien.
  4. Detrás de la iniciativa late la filosofía de la “red circular” de comunicación, propia de la Web 2.0, lo que supone el abandono del viejo concepto lineal del tipo: "edito el libro, envío 100 ejemplares a diferentes medios –mato moscas a cañonazos– , y en algún medio saldrá; y cuantos más envíe –la voracidad de los departamentos de prensa de las editoriales es insaciable– mayor probabilidad tengo de aparecer".

Con ánimo de hacer una crítica constructiva, echamos en falta que un capítulo 1 y una biografía de la autora estén desde ya disponibles, colgados en la página web de Maeva, para poder ser descargados a voluntad por parte de los internautas. Esto nos parece un error que nos imaginamos se corregirá en próximos lanzamientos.

Se cumple una máxima del mundo de Internet de enorme valor hacia el futuro: el usuario es en gran medida parte del contenido, y sujeto activo del marketing. De consumidores hemos pasado a ser prosumidores, participantes activos en la creación del producto que adquirimos.

Estamos convencidos de que la ventaja competitiva en cuanto a comunicación que plantea Maeva, será inmediatamente copiada, aunque siempre tendrán la ventaja del pionero, por lo que seguiremos con interés la iniciativa ya que prefigura muchos elementos de por donde va comunicación editorial en la cultura de la Web 2.0.

23 enero 2009

La venta de Santillana: El tercer hombre

Los últimos días han sido pródigos en noticias relacionadas con los problemas de liquidez del Grupo Prisa para hacer frente a corto plazo a sus obligaciones con entidades bancarias. Diversos son los temas que ocupan las cabeceras de las agencias de noticias: la venta de Digital+, el balance deudor de las cuentas de PRISA, la restructuración de El País, o los nuevos directivos del Grupo. Por encima de todo está desatando una oleada de rumores sobre las diferentes empresas que conforman el grupo que podrían ser vendidas. Nos llama especialmente la atención la posibilidad de venta del Grupo Santillana (Taurus, Alfaguara, Altea y Richmond); y sobre todo los posibles compradores que se postulan. Por un lado, Lagardère (que integra el Grupo Hachette-Filipacchi, con un numeroso elenco de cabeceras de revistas, y los grupos españoles Anaya y Bruño). Con Lagardère, PRISA tiene ya sus bingos. Por otro lado, y el Grupo Pearson (Prentice Hall, Alhambra, Longman).
¿Por qué nos llaman la atención estos candidatos? Ambos grupos participan de manera preeminente en el área del libro de texto. Prodríamos aventurar con qué ojos la Comisión Nacional de la Competencia vería la formación hipotética de un conglomerado que integrase Anaya y Santillana, líderes absolutos de la venta de libros de texto en España, de lo que resultaría prácticamente una situación absolutamente monopolística. Pero vayamos a otra cuestión no menos importante. ¿No hay un tercer jugador interesado en el envite de la compra de Santillana? ¿Está esperando su momento? ¿Qué grupo editorial español no participa del negocio del libro de texto en España y se ha tenido que ir a comprar una división similar a Francia? ¡Bingo!: El Grupo Planeta. Recordemos las declaraciones de Lara, en mayo pasado, cuando aseguraba que: "el único entorno en el que en España nos gustaría entrar es en el del libro de texto, y no puedes hacerlo con una nueva firma. Debes entrar en una de las tres grandes (Santillana, Anaya y SM), y ninguna está en venta". Nos surgen dudas sobre la posibilidad real de la venta de Santillana: se trata de una empresa con un gran flujo de caja, lo que la hace atractiva para inversores, pero precisamente por ello nos imaginamos que el grupo matriz se resistirá a ponerle el cartel de "en venta". Eso nos hace aventurar que no se venderá, pero de hacerlo, apostaríamos por el tercero en discordia. Nos sentimos como el escritor de novelas del oeste Holly Martins, que tras la extrana desaparición de su amigo Harry Line, está resuelto a desenmascarar definitivamente la identidad del misterio tercer hombre. ¿No escuchan ya los acordes de la cítara?

21 enero 2009

Obama: Primer Presidente de la Era Google

"The World has changed, and we must change with it". Obama saludó ayer al mundo con estas palabras, en su discurso de investidura como 44 Presidente de los Estados Unidos. Las expectativas que ha generado su llegada triunfal a la Casa Blanca son significativamente desorbitadas, producto de un sueño casi irreal, de final hollywoodiense. Pero el mundo entero se aferra a este hombre como si fuese un profeta o un nuevo mesías, un superhombre. Veremos, pero ya se sabe, la borrachera de la ilusión es la que peor resaca deja. En cualquier caso, felicidades: "Good Night, Obama, and Good Luck".
Lo que sí es cierto es que el mundo está viviendo un cambio, más bien una revolución tecnológica y social por el impacto que la Red tiene en nuestros quehaceres diarios. Una señal de ese cambio: Obama le debe mucho a Internet, Obama es el primer Presidente de los EEUU de la "Era Google". Un detalle interesante: La nueva WhiteHouse.com cambia su licencia y pasa de Copyright a Creative Commos Atributtion 3. La primera entrada de la página es toda una declaración de intenciones del nuevo gobierno sobre Internet, en la que se habla de neutralidad de la red, participación, preservación de los derechos de privacidad... Sería bueno que cundiera el ejemplo en otras latitudes.

19 enero 2009

Presidencia de la FGEE: ¿Tablas o Jaque mate?

La semana pasada, y con carácter de urgencia, se reunió la Junta Directiva de la Asociación de Editores de Madrid, para valorar los últimos acontecimientos respecto a la Elección del nuevo Presidente de la Federación de Gremios de Editores de España. No hace falta que recurramos a los Topos de la edición para saber qué pasa: aunque tenemos candidato a la Presidencia, como ya tuvo oportunidad de anunciarnos Manuel Rodríguez Rivero en el apartado Editores de su "Volando con mi vampira", parece que el candidato no convence. Llevamos meses en tablas, en una especie de "País de nunca jamás", donde los "niños perdidos" no dejan de jugar al ratón y al gato, sin resolver el problema. Parece que la semana pasada la situación ha dado un nuevo giro, en lo que se anuncia en jaque mate de las elecciones: Barcelona no apoya la candidatura presentada, bajo ningún concepto; y en Madrid, dos de los grandes grupos se desmarcan definitivamente -parece- de esta candidatura. Una vez más se pone en entredicho la eficacia de un gremio, como el de Editores de Madrid, con una estructura caduca, con una preocupante alta de ideas y de proyectos, con unos estatutos y un sistema electoral que no son capaces de dar respuesta a los problemas actuales que atraviesa el sector. Por su parte, la FGEE adolece de mecanismos eficaces para la elección de la Presidencia, y pide a gritos una profunda restructuración. Un dato interesante, extraído, en el último número de la Revista Texturas, del artículo de José María Barandiarán "Estudio de comercio interior: Participación y asociacionismo": el número de empresas editoriales agremiadas a 2007 es de 800 (frente a las 624 del ejercicio 1998); pero lo sorpendente es el aumento exponencial de editoriales no-agremiadas, que asciende en 2007 a 687 (con lo que desde el año 1998 han aumentado en más del doble). Con estos datos: ¿que poder de representación tienen a día de hoy los Gremios o la FGEE en el sector del libro? Y, sobre todo, ¿qué legitimidad, a falta de ideas, proyectos y Presidencia, van a tener para enfrentarse a los verdaderos retos que la industria del libro tiene que afrontar en los próximos años? Se hace necesaria, ahora más que nunca, un Plan para la Edición Independiente, que aborde, con inteligencia y planteamiento estratégico, los retos de sector a medio y largo plazo.

17 enero 2009

Anagrama mon amour: De cumpleaños en el quiosco

La "sábana amarilla" cumple años y llega, esta vez dorada, a los quioscos. Jorge Herralde ha decidio celebrar su 40 cumpleaños como editor lanzando al mercado una impresionante Biblioteca Anagrama, una selección de 99 títulos "muy representativa de nuestro catálogo", según explica su propio editor.
El maestro de editores celebra su cumpleaños, pues, como un personaje salido de la fiesta del Sombrerero Loco de Alicia en el país de las maravillas: el regalo, esta vez, nos lo hace el propio festejado: una hermosa y cuidada colección con lo más granado y selecto de su labor editorial tras estas cuatro décadas. No es la primera vez que Herralde visita los quioscos, pero esta vez lo hace en solitario. En su nueva colección en exclusiva para quioscos no faltan los "top" de Anagrama: Auster, Baricco, Amis, Capote, Bolaño, Carver, Wolfe, Vila-Matas, Sacks, Magris, Nabokov, Bloom, Pitol, Sebald, Fowles, Pombo, McEwan... y el propio Herralde, que nos premia a sus fieles seguidores con un bonus, número 0 de la colección: "40 años de labor editorial", una presentación en primera persona de su sello y de esta colección.
Herralde nos tiene acostumbrados a sus genialidades, pero esta supone una verdadera "vuelta de tuerca". Ante un año 2009 al que todo el sector del libro se está enfrentando con un marcado escepticismo y cautela, Herralde no se amilana y está dispuesto a tentar al toro en los medios. Si el "eterno lector" no va a las librerías, Herralde decide ir a su encuentro al quiosco. El tsunami de la desmedida oferta editorial de los últimos meses está a punto de revelar sus verdaderas consecuencias: los daños colaterales, entre otros, van a ser librerías asfixiadas y con unas cifras de devolución que batirán records históricos. El consumo se retrae, las librerías van a la baja y el precio medio de la compra de libros desciende como en una pista de esquí. La llegada del libro electrónico es inminente y los libreros tiemblan.
En este panorama, los quiosqueros están de enhorabuena con la llegada de la Biblioteca Anagrama: un verdadero desembarco -con 150.000 ejemplares en la promoción de lanzamiento, a 3,95 €- y unas condiciones de suscripción inmejorables, a precios de saldo y con regalo de bolígrafo Parker. Para remate, RBA, el aliado estratégico de esta operación, sortea un crucero por el Mediterráneo. Toda esta operación, nos preguntamos, ¿es una ofensiva de un editor genial en busca de nuevos mercados? o ¿no deja de ser una huida hacia adelante anticipando unas espectativas sombrías en el mercado editorial para el año entrante? Por otra parte: ¿cuál va a ser el regalo de cumpleaños de los libreros a Anagrama? ¿Qué piensan los libreros ante esta "operación quiosco" de su amigo editor? ¿Es esto un "premio a la fidelidad" de los quiosqueros? Además, en los últimos meses los editores y los libreros nos hemos reunido para redactar un protocolo de Buenas Prácticas Comerciales, donde se pretende acotar y reglar las operaciones especiales y las promociones en el punto de venta, restringiendo por fin los lanzamientos 3x2. Las reglas para las librerías ¿no tienen aplicación en los quioscos? Felicidades al maestro, pero se ha abierto la veda del quiosco.

12 enero 2009

El laberinto de los derechos digitales: Otra vuelta de tuerca

Los agentes literarios se pasan a lo digital: La noticia aparecida hace unos días en El Periódico acerca de la venta realizada por la agencia de Carmen Balcells de los derechos digitales de un nutrido número de títulos de autores muy conocidos (Gabriel García Márquez, Juan Marsé, Camilo José Cela, Miguel Delibes, Eduardo Mendoza, Juan Goytisolo) a la empresa navarra Leer-e, dejando al margen de la operación a los editores en papel de dichos autores, confirma una vez más que en el sector del libro estamos asistiendo al fin de la intermediación y a la irrupción del nuevo paradigma digital del libro.
Completando lo que ya apuntamos hace unos meses en nuestro libro El nuevo paradigma del sector del libro, el nuevo paradigma digital para la industria editorial significará básicamente lo siguiente:
1º. Internet como paradigma del acceso abierto al mercado.
2º. Internet como canal de distribución y marketing de miles de productos de economía long tail (larga cola), en paralelo al mercado tradicional de masas.
3º. Proceso imparable de desintermediación de agentes (editor, distribuidor, librero) en la cadena de valor del libro; sus funciones tradicionales serán asumidas por un nuevo agente -por definir- en la nueva cadena digital.
4º. Irrupción de nuevos modelos de negocio en la Web 2.0.
5º. Paulatino decrecimiento del valor de los contenidos en red, que tenderá a cero.
6º. Ocaso de los monopolios de distribución del libro físico. El contenido digitalizado se comercializará sin exclusividad.
7º. Posibilidad de apoyo cruzado al formato papel desde Internet (y viceversa).
8º. Irrupción de nuevas propuestas de valor a partir del hecho de que cada usuario se convierte en un generador potencial de contenidos, cualitativa y cuantitativamente interesantes.

Volviendo a la iniciativa de la agencia Carmen Balcells, nos llama la atención que -tras su apariencia de genialidad a la que nos tiene acostumbrados- no deja de ser una estrategia esencialmente defensiva: Balcells pretende adelantarse a lo aparentemente inevitable y, por tanto, parece querer parar a un Mihura con un pañuelo: en el nuevo escenario digital el autor también puede llegar a prescindir, no sólo del editor, sino del agente, y llegar a comercializar los derechos y royalties de su obra directamente con una plataforma de distribución, marketing y venta de contenidos digitales. En ese sentido, hay autores que ya están colocando sus libros en Internet a partir de licencias copyleft.
Ante la irrupción inminente de estos nuevos modelos de negocio, los responsables de ciertos grupos editoriales toman posiciones. Random House parece liderar las iniciativas para el lanzamiento masivo de contenidos digitales a la red, pero Riccardo Cavallero (en medio de los dos tenores) puntualiza: "los ofreceremos en las librerías online".
Bien, parece que a los grandes el reto les motiva y que son capaces de llegar a acuerdos con plataformas de distribución y con El Corte Inglés, la FNAC y La Casa del Libro.
Pero lo verdaderamente importante de la noticia vertida por El Periódico es lo que no dice: la parálisis, el temor y escepticismo atávico y ciego que muestran los editores y los libreros independientes ante el libro electrónico y la digitalización de contenidos. La disyuntiva es meridiana: o los editores independientes se ponen las pilas, y se pasan a "modo digital" y comienzan a tomar iniciativas gremiales serias, o se van a quedar fuera: el tiempo no corre a su favor. Deben cambiar del vade retro a la aceptación sin condiciones. Y los libreros, tal para cual.

08 enero 2009

La mutación del libro, por Julia Fernández

Apenas hemos comenzado el año, pero se impone ahora más que nunca la necesidad de reflexionar seriamente sobre la situación del sector del libro. Algunos ya se han adelantado y, como tuvimos ocasión de comentar en una entrada anterior, se atreven a hacer balance -aún precipitado- sobre el 2008. Otros ya aventuran alguna previsión sobre el 2009. En esta coyuntura, se agradece la aparición de artículos de fondo que aborden sin prejuicios lo que está pasando en el sector, como el de Julia Fernández, que reproducimos por alusiones.
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«¿Sabía que los libros huelen a nuez moscada o a alguna otra especie procedente de una tierra lejana? De niño, me encantaba olerlos». Estas palabras las dice Faber, un profesor de Literatura, a Montag, el protagonista de Fahrenheit 451, la novela de Bradbury que aventuró en los años cincuenta la desaparición de los libros a manos de los hombres.
Más de medio siglo después de este vaticinio, las librerías siguen plagadas de ejemplares y las mesas de novedades cambian cada semana. La producción se mueve a un ritmo vertiginoso. Y el cliente ni siquiera tiene tiempo de asimilar los nuevos títulos. Menos, de olerlos. En el mercado español, el año pasado se editaron casi 73.000. Y cada uno de ellos tuvo una tirada media de 3.111 ejemplares, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE)
Bradbury erró. Como lo hacen aquellos que dicen que cada vez se lee menos y que esto sí acabará con los libros. «Se lee. Mucho, además, pero no sólo en el formato papel», corrige José María Barandiarán, consultor editorial con media vida dedicada al estudio de este mundo. Y ahí está la clave, la piedra angular de la mal llamada crisis editorial. «Hace quince años que se dice que estamos así», confirma Jesús García, conocido en el sector como 'Chus Visor', el dueño de uno de los pocos sellos en España que se dedica en exclusiva a la poesía.
¿Y entonces qué es lo que pasa? ¿Acaso es un mundo en permanente queja? La explicación la tienen Manuel Gil y Francisco Javier Jiménez, dos hombres con años de experiencia en la profesión que acaban de publicar El nuevo paradigma del sector del libro (Trama Editorial), un ensayo que intenta desentrañar los engranajes que hacen funcionar (o no) a la profesión. Según ellos, la labor editorial se enfrenta en estos días a su gran cambio. Se encuentra entre dos aguas, inmersa en una mutación radical, sobre todo en cuanto a los modos de producción más que a los contenidos.

¿Cultura o negocio?
En menos palabras: al sector le toca renovarse si no quiere perder comba. O lo que es lo mismo, morir. Las reglas que valían en las décadas pasadas ya no tienen sentido. Y funcionan, según Gil y Jiménez, más por inercia que por eficacia. La labor de los editores ahora es analizar lo que ocurre y adaptarse a las nuevas tendencias.
La profesión del editor siempre ha estado rodeada de un halo bohemio. Se les consideraba algo así como cicerones literarios cuya preocupación máxima era dar a conocer esas joyas que de otro modo no llegarían a nuestras manos. Era una ocupación de corte romántico y fundamentalmente vocacional. Hoy día, las cosas no son así. Y aunque el editor ha de ser un hombre formado en Literatura, no puede olvidarse de que trabaja en un empresa. La oposición cultura-negocio está superada. O debería estarlo.
El libro tiene, por tanto, una 'doble condición' como «valor cultural y objeto de consumo», atestiguan Gil y Jiménez. En 2007, las industrias culturales aportaron al PIB español el 3,2%. «Se edita para vender y ganar dinero, y quien diga lo contrario, miente», asegura tajante Jesús García. Para él, dedicado enteramente a la poesía, «no ha existido nunca el editor romántico». Aunque esta labor sí que tenga «algo de especial», tal y como reconoce Jorge Herralde, el fundador de Anagrama, una de las editoriales más importantes de España.
«Nosotros trabajamos como si cada libro fuera un prototipo», explica este último. La fe en cada uno es un ingrediente importante. «Kapuscinski no triunfó en el mercado hasta que se publicó su quinto libro. Tabucchi, hasta el décimo, Sostiene Pereira», apuntala. Pero este pope del mundo del libro no es ajeno a la parte industrial de su ocupación. «El empresario publica sabiendo que va a perder dinero», sobre todo cuando se trata de autores nuevos. Sin embargo, esos riesgos han de estar «calculados».
En este caso, calcular significa, además, controlar. Esto es básico para que una empresa funcione sobre unos pilares firmes. Aunque en el mundo editorial se ha desatendido un aspecto esencial para el negocio en los últimos años: la distribución. Hace no mucho tiempo, cuando uno iba a una librería a por un ejemplar que se había agotado tenía que esperar varios días para que se lo trajeran de nuevo.
Hoy las cosas no han cambiado mucho, aunque la espera sea algo menor. Y según Gil y Jiménez, en esto la responsabilidad es compartida entre los editores y los establecimientos. Según ellos, no se puede concebir que en esta época, con todos los avances tecnológicos que se han asimilado, no se pueda traer un libro en 24 horas sin que suponga más cargas para el cliente.
El peso de la distribución en el mundo editorial no se resume sólo en esto. Para los autores de El nuevo paradigma del sector del libro, muchos editores han delegado parte de su trabajo en quienes sólo deberían ser meros intermediarios. El trato con la librería o la gran cadena debería ser más directo. Y en este proceso deberían intervenir herramientas procedentes del mundo del marketing y la publicidad. El valor cultural de un libro ha hecho que, muchas veces, se olvide que es un producto y que también hay que venderlo. Y disputarse las mesas de novedades cada semana no es lo más efectivo. ¿La razón? «Las marcas ya no venden bienes o servicios, venden experiencias», señalan Gil y Jiménez.
En esta dirección se han dado algunos pasos, pero se han quedado en la frontera de este nuevo espacio. Un ejemplo son las portadas. Como tarjeta de presentación que son, no se las descuida. Han seguido las modas e, incluso, han creado tendencias sin perder su 'sentimiento de marca'. Pero en el siglo XXI se pide algo más. Los que lo han visto venir han acicalado los libros con elementos originales. Pero no ha sido suficiente. Hoy el marketing pasa también webs especializadas y blogs.
El 'wiki editor'
La red de redes es, por tanto, el gran caballo de batalla para los editores. Pero ¿la mutación es indispensable? «Desde luego, las pequeñas empresas familiares a las que les quedan cinco años para la jubilación del propietario no van a complicarse», indica Barandiarán. Pero los negocios nuevos, o aquéllos que deseen perdurar, sí deben.
Gil y Jiménez llaman a este fenómeno 'wiki editor'. Internet se va a convertir en un medio en el que hay que estar e interactuar. No se trata de una concesión a las nuevas tecnologías. El lema 'si no estás, no existes' podría aplicarse a la perfección a este caso. Evidentemente, eso no pasará en tres semanas, pero sí a medio plazo.
Las actuales páginas de las editoriales no cumplen los parámetros de lo que se denomina Web 2.0. Son cerradas. O dicho de otro modo, ofrecen información, pero no dan espacio a sus usuarios para participar, opinar e, incluso, proponer, más allá de ofrecer una dirección electrónica a la que pueden enviar sus objeciones. Sin embargo, estos datos, bien manejados, pueden dar muchas pistas de por dónde va el mercado o hacia dónde dirigirse para abrir nuevas posibilidades de negocio. Si se conoce qué tipo de libros quiere el mercado y se le ofrecen, el riesgo de que se queden en las mesas sin tocar es menor. Ahora bien, que nadie espere ventas descomunales o cifras récord, porque eso tampoco lo va a encontrar, dicen los expertos
Un grano de arena no hace una montaña, pero muchos sí. Lo que el editor avispado que siga estas reglas puede encontrarse, pues, son pequeños mercados o nichos de consumo, apunta Barandiarán. De este modo, las grandes tiradas serán agua pasada y habrá que apostar por otras «más pequeñas», pero que en conjunto suponen un buen bocado de la tarta. Las posibilidades en Internet no se reducen a la participación en la web raíz. También hay que tener en cuenta la presencias en páginas especializadas, foros, bitácoras... Es decir, espacios donde se generan gustos, opiniones y comunidades.
El mercado de masas también está cambiando. Hasta ahora, se miraba a los grandes números para saber si las cosas se estaban haciendo bien. Esto sucedía en todos los negocios. Sin embargo, la sociedad y el comportamiento de los individuos ha desviado la mirada hacia otro punto. El reto a partir de ahora será llegar a los pequeños mercados. Estos objetivos requieren que los editores-empresarios den una vuelta de tuerca a su trabajo y le pierdan el miedo a herramientas de marketing y virtuales. Ello, además, no hará desaparecer a los negocios más pequeños. «Todo lo contrario», asevera Barandiarán. «Cada vez es menos costoso entrar en el negocio y se están generando experiencias muy interesantes».
Así pues, la crisis del sector del libro es permanente, pero no porque se lea menos, como reconocen las partes implicadas. El suelo se mueve continuamente, según cambian los comportamientos y las necesidades sociales. «Estamos en un momento apasionante. De aquí a diez años va a cambiar mucho el modo de gestión y van a aparecer formatos que ahora ni los olemos», sentencia Barandiarán. Sólo quien esté atento a estas mutaciones y sepa adaptarse a ellas podrá mantener saneadas sus cuentas sin perder esa parte de oficio que tiene esta profesión y que enorgullece a quienes la practican.
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02 enero 2009

La quimera del oro: La venta de libros españoles en EEUU

El pasado 17 de diciembre tuvimos ocasión de asistir al segundo seminario que el ICEX organizó sobre el tema de la comercialización de libros españoles en EEUU, bajo un optimismo que sólo podemos calificar de delirante. El interés de los editores asistentes era evidente, dado su número que superó las expectativas de los organizadores. Por su parte, el ICEX ha impulsado a bombo y platillo su programa de ayudas para la internacionalización de empresas de Contenidos Culturales, con un despliegue de medios y de marketing impresionante. Pero, si los primeros han confirmado una vez más su profundo desconocimiento de la casuística del mercado estadounidense para el libro español, el segundo está creando a los editores unas expectativas que son de todo punto irreales y temerarias. Antes de plantearnos cuánta es la población de EEUU que habla español (son deslumbrantes las cifras que manejan las instituciones públicas que organizan estos encuentros empresariales), los editores deberíamos tomar conciencia de quiénes son las personas que hablan español, cuál es su poder adquisitivo, cuál es la demanda real -cualitativa y cuantitativa- de libros en español en EEUU y, sobre todo, cuánta es la demanda de libros editados en España.
Uno de los ponentes en este seminario fue Edgardo Moctezuma, (en la foto, cedida amablemente por Laura Velasco, entre los dos) fundador y presidente de Latin American Book Source, una empresa de distribución de libros en español (mexicanos y españoles), tanto para bibliotecas académicas como para librerías, que va a cumplir los veinte años. Según Moctezuma, "la gran masa migrante [hispana] que habita EEUU cuenta con un bajísimo nivel educativo y económico cuando decide migrar, no sólo a otro país, sino a otra lengua. Emigra para buscarse un horizonte económico que le permita una mejor vida. Proviene, por lo general, de un estrato marginal en todos los sentidos. Incluso geográficamente tiende a llegar de zonas rurales o de pequeñas ciudades y pueblos en los que la cultura es mínima y de bajísima calidad. Muchos hablan entre ellos sus propios idiomas (por ejemplo, el huichol)". Si tenemos en cuenta que el grueso de la población inmigrante en EEUU es de origen mexicano, los datos de la última Encuesta nacional de lectura que ha realizado recientemente el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), de 2007, pueden ser muy esclarecedores de la situación real de la lectura y compra de libros en español en EEUU. La Encuesta refleja una media nacional de lectura del 2,9 %; los índices de lectura urbanos dan para la zona metropolitana de México un 4,6 %; para Guadalajara un 4,3 %, y para Monterrey un 2,4 %.
Una semana después, el profesor de la Central Washington University, César García Muñoz, reflexionaba en el periódico El Mundo sobre las falsas esperanzas que las autoridades de exteriores y el ICEX están fomentando en los empresarios españoles con las posibles implicaciones económicas que puede tener la (aún por demostrar) influencia de la lengua española en EEUU. El artículo del profesor García Muñoz venía a confirmar la intuición que tras la jornada del ICEX albergamos sobre el más que incierto futuro desarrollo del libro español (de España) en ese mercado. Muy sintéticamente el artículo afirmaba y contrastaba hechos como estos:
-La lengua española entrará en decadencia en los EEUU en los próximos años.
-El flujo migratorio va a disminuir por las políticas restrictivas de las nuevas administraciones. Parece que la laxitud inmigratoria de la administración Bush ha sido tremenda. La recesión y ciertas tendencias proteccionistas hacen presagiar que la emigración se va a ralentizar mucho en los próximos años. Se da también el hecho de que numerosos emigrantes van a volver con sus ahorros a sus países de origen ya que han perdido el empleo.
-El español carece de prestigio como lengua en los negocios, en la ciencia y en la investigación.
-La cifra de hispanos ahora mismo es de 42,7 millones, el 14% de la población total.
-La minoría hispana es la de mayor y más rápido crecimiento. Si el ritmo de crecimiento fuese constante en el 2050 serían el 24% de la población.
-El número de hispanos no se corresponde con los hablantes del español, que es de 31 millones, un 25% menos que el total de la población de origen latino.
-Las segundas generaciones de hispanos se sienten incómodas al hablar en español, que han aprendido en casa y con el que tienen serias dificultades a la hora de escribir.
-Para las terceras generaciones, siguiendo la tradición integradora de otros grupos étnicos en EEUU, el español se ha convertido en una reliquia del pasado. California y Texas representan la excepción en la medida que suponen el 50% de hispanos todo el país; son comunidades bilingües, aunque los segmentos más dinámicas rápidamente adoptan el inglés como primera lengua.
-La educación y los medios de comunicación de más calidad son en inglés –en Miami, Nueva York y Los Ángeles hay escuelas bilingües y algún periódico de calidad, pero son la excepción que confirma la regla.
-En la enseñanza del español en las “high school” no se establece relación ninguna entre habla, lengua y cultura.
-A pesar del esfuerzo del Instituto Cervantes, no hay en ninguna ciudad de EEUU colegios bilingües de calidad, tipo liceos franceses o alemanes.
¿Es factible y razonable pensar que puede haber un mercado del libro en español y de España en EEUU en este escenario? ¿Para qué tipo de libros? ¿De qué temáticas? ¿Es competitivo el precio del libro importado de España en EEUU? ¿Tienen las grandes cadenas de librerías norteamericanas un interés verdadero por el libro español? ¿Hay mercado B2C en EEUU para el libro español? ¿El mercado B2B del libro hispano se financia únicamente con fondos federales? Desde nuestro punto de vista hay y habrá un pequeño mercado de libros de enseñanza de español en EEUU, pero el mercado B2C a través de las grandes cadenas es y permanecerá casi inexistente.
Lo más grave es que, salvo para algunos títulos de alta rotación (de grandes grupos editoriales), ni crecerá ni se desarrollará en ese país: los principios de rentabilidad que presiden esas grandes cadenas carecen de interés por libros que, aunque de indudable calidad, no prefiguran mercados de ventas masivos. La mejor recomendación que se puede hacer a los editores independientes españoles es que ofrezcan su producto sin exclusividad a las grandes plataformas de libro digital. El esfuerzo que se está haciendo desde instancias gubernamentales, organismos públicos y la propia FGEE es encomiable pero peca de un triunfalismo absolutamente exagerado. Sólo hay que fijarse en que si comparamos el mercado del libro español en EEUU en 2007 -24,6 millones de euros- con el de otros países observaremos que el tamaño es relativamente pequeño. Veamos las exportaciones 2007 en algunos países:
-Francia. 123 millones de euros.
-Reino Unido. 60 millones de euros.
-Italia. 39 millones de euros.
-Portugal. 36 millones de euros.
Es cierto que estas cifras hay que matizarlas por la propia composición de las exportaciones, que incluyen lo que se denomina productos gráficos, es decir, fascículos, coleccionables, etc… Este tipo de materiales tienen mucho peso en algunos países europeos, y quizá no tanto en EEUU, pero en cualquiera de los casos lo fundamental es que no parece razonable el seguir alimentando unas expectativas que son, a nuestro juicio, absolutamente quiméricas.
El mismo día de la celebración del debate sobre comercialización del libro español en EEUU tuvimos ocasión de escuchar las declaraciones de Sara Nelson, jefe de redacción de Publishers Weeky, sobre las razones del reciente "miércoles negro", que ha puesto en tela de juicio el actual modelo de negocio en la industria editorial. Según la señora Nelson, los problemas que afronta la industria del libro en EEUU son las siguientes:
1. La caída del consumo.
2. El coste elevado de las materias primas.
3. La dependencia de canales de venta demasiado caros.
4. El propio modelo de negocio.
5. La maldición de las devoluciones.
Lo que está claro es que, al margen de los problemas que el sector del libro tiene a nivel mundial, más allá de la crisis (con una necesaria y urgente revisión de sus estrategias comerciales y de distribución, por un lado, y de redimensión de su negocio -dado el carácter hiperfragmentado del mercado- por otro), no puede haber expectativas realistas de negocio del libro español en EEUU sin haber generado antes, esta vez por parte del Ministerio de Cultura, un gran Programa de desarrollo de la Lengua y la Cultura españolas en EEUU. La guerra abierta por el Ministro de Cultura para reclamar la titularidad del Instituto Cervantes tiene, por tanto, mucho sentido.
Por mucho que el ICEX haya impulsado la creación del portal American Reads Spanish, éstos no son ni el organismo ni la plataforma más adecuadas para impulsar la lengua y la cultura españolas en EEUU: los bibliotecarios y compradores de libros de las grandes cadenas de librerías estadounidenses trabajan con bases de datos propias facilitadas por los distribuidores mayoristas, los cuales trabajan a su vez directamente con los editores o consultan la base del ISBN español. Por su parte, dichos compradores (Barnes & Noble, Borders...) desconocen la existencia del portal DILVE, impulsado por el Ministerio de Cultura y la FGEE. Es un detalle más de la falta de ideas claras y proyectos operativos conjuntos por parte de las autoridades de ambos ministerios. Los editores independientes españoles, mientras tanto, tendremos que ser más realistas y no dejarnos seducir por los cantos de sirena del ICEX, darnos duchas frías y seguir buscándonos la vida como podamos.
Por su parte, la Universidad de Columbia y la Americas Society propiciaron el pasado noviembre un encuentro entre editores y libreros norteamericanos para debatir el futuro de la edición en español en EEUU. En el acto participaron representantes de las divisiones en español de grupos editoriales como Random House y Harper Collins. Para los participantes en este encuentro, la solución para que el mercado editorial en español en EEUU despierte es la siguiente: "500 escritores en español que vendan 5.000 libros". Los fenicios buscan sus propias soluciones a los mercados retraídos. Pero, si nadie lo remedia, la cultura española en EEUU quedará reducida, de nuevo, a cuatro tópicos, y el mercado controlado por los grupos editoriales que tienen casa propia allá. En fin, colorín, pingajo y hambre.