El anuncio público del cierre inmediato de la cadena de librerías CRISOL –tres tiendas en Madrid- es una muy mala noticia para el sector del libro, una noticia que nos ha impactado sobremanera, por razones profesionales y personales. Un cierre que coincide con la profunda y severa crisis que afecta al sector, a pesar de los cantos de sirena de algunos que persisten en mantener lo bien que le va al libro (¿producto refugio?) en medio de una desaceleración generalizada del consumo.
Desconocemos si esta suelta de lastre del Grupo Prisa se debe a la eliminación de una empresa que no daba beneficios, o que daba menos de los esperados, o viene a confirmar, esta vez con más dramatismo, la situación en la que los profesionales del libro nos estamos viendo embarcados en los últimos meses.
Librerías Crisol ha sido para muchos escuela de librería. En su día tuvimos la oportunidad y el privilegio de trabajar codo con codo con libreros que ya habían trabajado con D. Manuel Aguilar. Ha sido durante más de 20 años una de las cadenas emblemáticas y con más carisma de Madrid. Su mix (de libros, discos, dvd, papelería, prensa diaria, libretas de diseño, plumas estilográficas, moleskines, objetos de escritorio muy selectos, etc) hacía aparecer a la cadena como una mezcla de drugstore y vips, pero con dos diferencias importantes:
-Por un lado su personal: Crisol, a diferencia de otras cadenas, podía presumir de un personal muy cualificado –libreros con experiencia, libreros de raza–, con años de experiencia, en cuanto al dominio de la profesión y conocimiento del libro. Crisol ha sido cantera para el sector, y de sus librerías y oficinas han salido muchísimos profesionales que desempeñan cargos y puestos de relevancia en el sector del libro, tanto en librerías y distribuidoras, como en editoriales, desde poetas hasta algún finalista del Premio Nadal, algún librero y varios editores.
-Por otro lado, Crisol se ha caracterizado durante estos años por su amplia diversidad editorial y comercial que su fondo de libros constató, con secciones cuidadas y estanterías donde era fácil encontrar libros de editoriales muy pequeñas, y hasta con sesgos ideológicos muy particulares.
Pero lo que nos debe preocupar ahora es la diáspora de sus más de 60 empleados, y los dramas personales que ello conlleva. Desde 1987, año de su constitución, el paraguas de Crisol cobijaba varias y muy distintas librerías, cada una con su propia personalidad: desde su buque insignia, Juan Bravo, alojada en los bajos del antiguo edificio Aguilar, donde aún se puede encontrar la puerta de la impresionante caja fuerte que albergaba su sótano, hoy almacén; pasando por la de Castellana, con su peculiar diseño; la de López de Hoyos, así como las hoy en el recuerdo de Goya, Jorge Juan (las históricas) o las más modernas, pero también desaparecidas de Vallehermoso, Galileo, Corazón de María o Doctor Esquerdo. Las librerías Crisol eran unas librerías clásicas en Madrid, que llego a tener hasta 10, pero también las hubo en otras ciudades de España, e incluso alguna en países hispanoamericanos, como la de Lima, Perú.
Pero Crisol no sólo han sido estos puntos de venta: han sido y son sus empleados (libreros, personal de almacén, cajeras, guardias jurado, personal de oficinas…) los que han conformado la personalidad muy particular y única de esta singular empresa que hoy anuncia su desaparición. Los exempleados de Crisol aún nos encontramos, nos reconocemos, nos damos cita año tras año en la Feria del Libro de Madrid, y añoramos con una sonrisa aquellos maravillosos años donde asistimos día a día, domingo a domingo, inventario demoledor uno tras otro, a aquella constante fiesta y gozo del libro que fueron y hasta ahora han sido las librerías Crisol.
¿Ha sido la crisis que padece el libro el detonante del cierre o han influido factores más macroestructurales y mediáticos, como la situación de Prisa? Creemos que hay más de lo segundo que de lo primero, pero no podemos negar la evidencia de la situación crítica para el sector que va a generar el cierre definitivo de esta cadena para muchos editores, distribuidores y para el público en general. Si esto sigue por estos derroteros –cierre de librerías y ERE’S– habrá que plantearse la constitución de un sindicato del libro para trabajadores de editoriales y libreros. El convenio de las Artes gráficas y del Comercio del papel dudamos mucho que sirva de algo… En definitiva, el cierre de Crisol es un drama para sus trabajadores, y un reproche a una gestión desde Prisa probablemente equivocada en muchos planteamientos.
Desde Paradigma Libro queremos mostrar nuestra solidaridad más sincera con todos los trabajadores de la cadena. A vuestra disposición amigos, y un fuerte abrazo para “Rodri”, de Juan Bravo, y para Concha, y desde luego para esos 65 profesionales modelo que hoy tienen que ponerse a pensar en su futuro. Ánimo compañeros.
5 comentarios:
Me sumo a lo escrito en referencia a Crisol y me solidarizo con nuestros amigos Concha y Rodri, que ha hecho un gran servicio para el mundo del libro durante tanto tiempo. Mucho ánimo para todo el equipo de excelentes profesionales.
Una mala noticia. Pero que al menos sirva como aviso para navegantes. En estos tiempos de crisis general a lo que se une la transformación en el mundo del libro, estos cierres hay que aprovecharlos para afrontar los cambios y aprender la lección para salir reforzado.
Supongo que este caso particular se habrán unido dos factores: la crisis económica (que en el sector del libro también se nota y mucho) y la situación económicamente mala de la matriz del grupo Prisa.
Lamento la noticia por los empleados de dichas librerías en particular y por el pano(d)rama editorial en general.
¡Pero si Jorge Herralde dijo -en una entrevista publicada en España el 7.02.09- que el mundo del libro no sería afectado por la crisis! ¿Falló Sant Jordi, mi Dios Editorial?
Julián Chappa
www.ediciona.com
Hola:
Soy un trabajador de Crisol y sólo deciros que me ha emocionado leeros. Al drama de quedarnos en paro en estos momentos tan complicados se une el ver como nuestra libreria, nuestra casa, cierra.
Hemos creado en Facebook una página llamada "se cierran las tiendas Crisol" donde os podéis informar un poco de cómo estamos luchando para, al menos, irnos dignamente. He colgado un enlace a esta página
Un saludo y de nuevo gracias por tan amables palabras
Yo curré en crisol solo un año pero me gustó mucho. Por cierto echo de menos a una compañera de esa época llamada Laura que solía currar en Juan Bravo y en Goya pero a veces la mandaban a mi tienda de Jorge Juan. Laura si lees esto algún día (que no creo) mándame un correo anda gonzalocursillo1@gmail.com
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