1. La burbuja editorial se pinchó: El sector del libro está operando en un entorno de recesión económica muy severo, con una contracción del consumo muy fuerte.
2. «Rien ne va plus»: Aunque nunca se ha vendido tanto, se publica más de lo que se puede vender. La oferta es superior a la demanda, y el único mecanismo de ajuste entre ambas es la devolución, que en un entorno como el actual se vuelve incontrolable, irracional e inmanejable.
3. La capacidad de exhibición de las librerías es limitada: la rentabilidad es cada vez más difícil de conseguir por una sobreproducción editorial que dificulta la toma de decisiones sobre qué o no exponer; el librero lo tiene más difícil para vender, porque lo tiene más difícil para comprar.
4. Los comerciales, los periodistas, los críticos y los lectores somos incapaces de seguir el ritmo de producción de novedades que salen al mercado, que no absorbe más. Pero los editores no reaccionan. Su plan: la huida hacia adelante.
5. Más títulos no significa más ventas. «Mi» título compite a degüello con otros tantos miles al mes, y aunque «mi tirada» se puede estirar como un chicle, las ventas no llegan sin más. La cantidad no genera cualidad, y la cualidad no se consigue por la cantidad. Pero el nivel de autocrítica del editor es cero.
6. Se malgastan los recursos y el modelo de negocio es muy poco sostenible. Se sobrevalora el merchandising y la publicidad, las portadas de prensa y las críticas, pero se sigue minusvalorado la relación con el canal natural de venta del libro, es decir, la librería.
7. Se confunde a los lectores, y los libros no responden a las expectativas que se genera sobre ellos, camuflándose unos con otros. Cada vez se edita más sin editores. Con este nivel y calidad de producción el valor del contenido tiende a cero y se convierte en commodity.
8. El mercado avanza en su monopolización. Los 6 primeros grupos editoriales realizan el 65% de la facturación. Y en su homogeneización: cada vez más, pocos títulos engrosan las cifras millonarias de ejemplares facturados. La diversidad editorial está en peligro.
9. Los editores independientes no logran visibilidad física en el canal de librerías. Y aún así aún no valoran seriamente las posibilidades que las nuevas tecnologías, la impresión bajo demanda y la Web 2.0 les ofrecen.
10. Los editores siguen agarrados a la religión del offset y a la cultura del pelotazo. Pero los almacenes cada vez están más llenos de libros sin vender y los fracasos editoriales se agolpan uno tras otro.
11. Aún con todo, los editores confían ciegamente en los milagros.
Corolario: si a todo esto se añade la desunión gremial, nos encontramos con un cocktel ciertamente indigesto y de fuerte acidez.
«Si no eres capaz de hacer que tu abuela entienda tu teoría, realmente no la dominas»
A. Einstein.
2 comentarios:
La crisis del libro se viene anunciando hace mucho tiempo.
Pero muchos libreros y editores hacen oídos sordos.
Besos.
en realidad son solo 10 pasos, porque os habéis saltado el nr. 8... Excelente post, os pongo un link en mi blog. Saludos!
Publicar un comentario