El sector del libro hace aguas en Madrid. A las puertas del comienzo de la 68ª Feria del Libro a celebrar en el Retiro, Manuel Rodriguez Rivero nos sorprende en el último Babelia con un análisis sobre el lado oscuro de -La oferta de
-El libro electrónico (sea eso lo que sea) es el gran ausente.
-La feria está controlada por el Gremio de Libreros, en conflicto con algunos editores por la titularidad de la misma.
-Las cuentas no están claras. O al menos no disponibles.
-El lema de la feria –la literatura francesa– no tiene representación oficial alguna.
Todo lo que apunta está razonado, pero hay un par de cosas que tienen sus matices y aristas. La feria, en su fondo y en su forma, es probablemente mejorable; de hecho hay modelos de feria que han sabido integrar mejor las nuevas sensibilidades, como por ejemplo
Pero lo que está en la trastienda de
Estamos convencidos que en años venideros se llegará a un arreglo de todos estos desencuentros. Pero si el enfrentamiento se correspondiese con un corpus de análisis y proyectos diferentes, constituiría un debate enriquecedor y hasta sería saludable. El problema es que no es así. Y esto el colectivo de editores de Madrid no puede permitírselo, sobre todo en un escenario donde hasta los libreros reconocen ya caídas de ventas del 20% (véase las declaraciones de Pilar Gallego en el País este sábado 23 de mayo) y en una situación en la que no se observa ningún signo de recuperación. Los datos de abril y mayo serán a buen seguro muy malos.
La elección en


1 comentario:
El comentario deja en claro que la problemática editorial ("ventas" léase) tiene mayor nexo con las rencillas de mercado y el forcejeo por la bolsa que con la difusión editorial de libros meritorios y -con ellos- la creación de géneros que puedan ser duraderos: Celestina, Amadís, Lazarillo, etc.
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