25 mayo 2009

EL ESTADO DE LA EDICIÓN: EL LADO OSCURO DE LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID

El sector del libro hace aguas en Madrid. A las puertas del comienzo de la 68ª Feria del Libro a celebrar en el Retiro, Manuel Rodriguez Rivero nos sorprende en el último Babelia con un análisis sobre el lado oscuro de la Feria; imaginamos que la información que ha manejado se la ha debido pasar su “topo oficial”. Martínez Rivero no puede ser más claro:

-La oferta de la Feria cada año es más homogénea, o sea, más de lo mismo.


-El libro electrónico (sea eso lo que sea) es el gran ausente.


-La feria está controlada por el Gremio de Libreros, en conflicto con algunos editores por la titularidad de la misma.


-Las cuentas no están claras. O al menos no disponibles.


-El lema de la feria –la literatura francesa– no tiene representación oficial alguna.


Todo lo que apunta está razonado, pero hay un par de cosas que tienen sus matices y aristas. La feria, en su fondo y en su forma, es probablemente mejorable; de hecho hay modelos de feria que han sabido integrar mejor las nuevas sensibilidades, como por ejemplo la Feria del Libro de Sevilla, que desde que la dirige Javier Yañez (librero de Repiso Libros), es un modelo a seguir y a copiar.

Pero lo que está en la trastienda de la FLM es el enfrentamiento personal de numerosos popes del sector del libro y de las instituciones que algunos de ellos representan. La feria es por tanto un escenario bélico, pero no la causa central de los problemas. Al César lo que es del César. Por ejemplo, la Asociación de Editores de Madrid está enfrentada con los libreros, con la feria y con la propia Federación de Gremios de Editores. Casi nada.

Estamos convencidos que en años venideros se llegará a un arreglo de todos estos desencuentros. Pero si el enfrentamiento se correspondiese con un corpus de análisis y proyectos diferentes, constituiría un debate enriquecedor y hasta sería saludable. El problema es que no es así. Y esto el colectivo de editores de Madrid no puede permitírselo, sobre todo en un escenario donde hasta los libreros reconocen ya caídas de ventas del 20% (véase las declaraciones de Pilar Gallego en el País este sábado 23 de mayo) y en una situación en la que no se observa ningún signo de recuperación. Los datos de abril y mayo serán a buen seguro muy malos.

La elección en la CPE (Comisión de Pequeños Editores, vaya nombrecito) de un nuevo presidente de los editores independientes abre una vía de sosiego y sensatez en Madrid; pero, ¿va a tener espacio para maniobrar en el interior del Gremio de Madrid? ¿Es posible en esta situación poner en marcha y desarrollar el ambicioso programa electoral propuesto en defensa de la edición independiente? Nos tememos que no. El tiempo, como juez inexorable, dará y quitará razones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El comentario deja en claro que la problemática editorial ("ventas" léase) tiene mayor nexo con las rencillas de mercado y el forcejeo por la bolsa que con la difusión editorial de libros meritorios y -con ellos- la creación de géneros que puedan ser duraderos: Celestina, Amadís, Lazarillo, etc.