Aunque sigue habiendo editores gurús que niegan la llegada de la crisis al sector del libro, si tienes la constancia de visitar y reunirte con libreros y jefes de compras, rápidamente deduces la evidencia de la irrupción de la crisis en el sector. El tsunami llegó y parece que los efectos colaterales se están haciendo notar ya, y mucho. Pero hay que zambullirse de lleno en el día a día de editores y librerías para cobrar conciencia de hasta qué punto la burbuja editorial de estos últimos años, al igual que la burbuja inmobiliaria, también ha pinchado.
Enumeramos así varios de los efectos de la crisis en el sector del libro:
Quién se ha resentido antes:
-Las cadenas y grandes superficies y las librerías con mucha venta institucional.
-Estas han sido las primeras en sufrir el impacto, esencialmente porque dependen del “tráfico” a tienda y de la compra por impulso.
-Las librerías con ventas institucionales, es decir, a bibliotecas, ministerios, facultades, bibliotecas publicas, etc… la morosidad administrativa a la hora de liquidar las compras les tiene en una situación desesperada.
Quien comienza a resentirse:
La librería tradicional.
A pesar de tener una clientela muy estable notan que esos clientes espacian más su visita a la tienda y su compra media es inferior, en número títulos y en volumen.
Efectos generales sobre el sector:
-Aumento de la profundidad de las devoluciones, esencialmente para liberar activos y reducir la financiación a terceros por parte de las librerías.
-Producto del aumento de las devoluciones se observa una disminución de la visibilidad de muchos títulos.
-Menor profundidad del fondo de catálogo en las tiendas.
-Implantaciones mucho más bajas y cautelosas.
-Compras más ajustadas.
-Compra media por cliente inferior en volumen y en el número de ejemplares.
-Menor visibilidad de títulos que no aseguren al menos una rotación potencial amplia.
-Liquidaciones menguantes de los distribuidores a los editores.
-Fuerte presión de las grandes cadenas sobre los editores para aumentar en algún punto el margen.
Tal y como están las cosas, parece sorprendente que desde las propias instituciones del libro no se estén tomando mediadas urgentes para hacer frente a las consecuencias de la crisis. Lo cual nos lleva a formular las siguientes preguntas abiertas al sector:
-¿Qué capacidad de aguante tiene el sector del libro?
-¿Se está trabajando en un plan anticrisis?
-¿El precio fijo no supone un freno a la hora de estimular la demanda?
-¿Hasta qué punto es acertado y oportuno que el discurso de los editores lanzado desde la FGEE a la sociedad, como respuesta a la crisis, sea la campaña del “bolsilibro”? ¿Responde a las necesidades reales del sector? ¿A qué intereses económicos, y de quién, responde si no?
Enumeramos así varios de los efectos de la crisis en el sector del libro:
Quién se ha resentido antes:
-Las cadenas y grandes superficies y las librerías con mucha venta institucional.
-Estas han sido las primeras en sufrir el impacto, esencialmente porque dependen del “tráfico” a tienda y de la compra por impulso.
-Las librerías con ventas institucionales, es decir, a bibliotecas, ministerios, facultades, bibliotecas publicas, etc… la morosidad administrativa a la hora de liquidar las compras les tiene en una situación desesperada.
Quien comienza a resentirse:
La librería tradicional.
A pesar de tener una clientela muy estable notan que esos clientes espacian más su visita a la tienda y su compra media es inferior, en número títulos y en volumen.
Efectos generales sobre el sector:
-Aumento de la profundidad de las devoluciones, esencialmente para liberar activos y reducir la financiación a terceros por parte de las librerías.
-Producto del aumento de las devoluciones se observa una disminución de la visibilidad de muchos títulos.
-Menor profundidad del fondo de catálogo en las tiendas.
-Implantaciones mucho más bajas y cautelosas.
-Compras más ajustadas.
-Compra media por cliente inferior en volumen y en el número de ejemplares.
-Menor visibilidad de títulos que no aseguren al menos una rotación potencial amplia.
-Liquidaciones menguantes de los distribuidores a los editores.
-Fuerte presión de las grandes cadenas sobre los editores para aumentar en algún punto el margen.
Tal y como están las cosas, parece sorprendente que desde las propias instituciones del libro no se estén tomando mediadas urgentes para hacer frente a las consecuencias de la crisis. Lo cual nos lleva a formular las siguientes preguntas abiertas al sector:
-¿Qué capacidad de aguante tiene el sector del libro?
-¿Se está trabajando en un plan anticrisis?
-¿El precio fijo no supone un freno a la hora de estimular la demanda?
-¿Hasta qué punto es acertado y oportuno que el discurso de los editores lanzado desde la FGEE a la sociedad, como respuesta a la crisis, sea la campaña del “bolsilibro”? ¿Responde a las necesidades reales del sector? ¿A qué intereses económicos, y de quién, responde si no?
3 comentarios:
Queridos colegas, no puedo menos que estar de acuerdo con vosotros (en esta entrada y en la anterior).
Las mentiras y las medias verdades pretenden esconder una realidadque fuer de negarla se presenta como sorpresa inesperada...para algunos
Muy cierto lo que dices, he de decir que yo era una de las asiduas a las librerías que no salían con menos de 3 libros en bolsa, lamentablemente, he tenído que reducirlo a 1, al igual que he tenido que alargar el tiempo para la compra de otro. Además, sí se puede apreciar que la cantidad de títulos que se manejan ha disminuido mucho y la mayoría no son muy buenos, al menos en donde yo vivo.
La crisis afecta a todos por igual, y al sector del libro ya está llegando. No sólo por la reducción de compras por parte de los lectores, sino en cuanto a distribución, y las librerías que tienen menos novedades, ya que las editoriales se piensan mucho a la hora de lanzar nuevos libros.
Yo, como editor independiente de una editorial pequeña, la crisis la tengo asumida desde que abrí, así que no me asusta lo más mínimo este bache, que muy pronto superaremos.
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