17 junio 2009

FERIA DEL LIBRO DE MADRID: BALANCE Y FUTURO

La Feria del Libro de Madrid 2009 ha terminado y ya tenemos que ponernos a pensar la próxima edición, la 69. Lo que ha quedado claro en esta ocasión es que las expectativas lúgubres con las que arrancó no se han confirmado; de hecho, la Feria ha mantenido un tono en ventas relativamente bueno y muy similar al del año pasado. Se puede confirmar abiertamente, según los datos aportados por la propia organización, que el aumento de ventas ha estado en una horquilla entre el 8% y 10%; por lo que se puede afirmar que el balance es francamente positivo.

Eso quiere decir que una caseta de editor independiente de tamaño medio o pequeño ha facturado que facturó el año pasado entre 10.000 y 40.000 euros, este año ha facturado 2.000 euros más en el primer caso, 4.000 euros más en el segundo. Lo mismo se puede aplicar en el caso de las librerías, que les habrá ido según y como: las firmas fuertes y el «tendido sombra» habrán ayudado lo suyo.


Cierre positivo, pero las estadísticas no nos pueden hacer olvidar un par de cosas. La primera y principal: desde enero hasta junio las librerías han estado y siguen vacías, con descensos de ventas muy acentuados y serios, con una ralentización de la actividad comercial muy severa y preocupante, y generando un volumen de devolución más que constante (los distribuidores no pueden más y ya han empezado a aplicar soluciones drásticas).



En segundo lugar, el buen tono de la Feria de Madrid apenas es un paliativo del problema, para algunas editoriales y para las librerías madrileñas; pero desde luego, no una solución en sí misma. Una vez pasada la Feria es más que razonable pensar en una vuelta a la ralentización de la actividad comercial del sector. No vemos ningún motivo para esperar un cambio de tendencia a corto plazo. A pesar de la afluencia multitudinaria al Retiro, debemos tener en cuenta que un alto porcentaje de compradores apenas visitan muy ocasionalmente las librerías, o ni siquiera las visita. En ese sentido, los interrogantes sobre la actividad comercial de librerías y editoriales vuelven a estar en el aire.

Una cuestión que nos parece fundamental a la hora de reflexionar sobre la Feria es partir del su carácter altamente comercial: «La nuestra es una feria de venta, pura y dura», ha sostenido su director en varias ocasiones. La Feria es una enorme caja registradora de venta de libros, obviamente con la aprobación tácita y unánime de libreros y editores.


No obstante, se echa en falta, desde nuestro punto de vista, unos planteamientos culturales de mayor envergadura y rigor. El modelo de la Feria de Madrid empieza a envejecer y necesita ser rediseñado, para lo que se hace imprescindible una comisión organizadora que agrupe más sensibilidades y puntos de vista, más allá de ciertos «ajustes» en el reglamento. Es obvio que la «diversidad» editorial viene avalada por la presencia de los editores independientes con su fondo completo, por lo que habrá que hacer todos los esfuerzos necesarios para que en años venideros la Feria cuente con una participación más activa de los editores. No obstante, evitando enfrentamientos inútiles, hará falta más talante y temple por parte de todos.

En cuanto a propuestas de mejora proponemos:

· Una comisión plural que aborde un planteamiento de la Feria donde la actividad cultural pase a un primer plano, junto o al mismo nivel que la actividad comercial, aparentemente asegurada hasta ahora. Hacer caja está bien, pero la Feria necesita urgentemente generar valor añadido a sus visitantes; si no, dejarán de venir.

· Hay que repensar el horario durante los fines de semana; si tiene sentido la apertura en sábados y festivos a las 5 de la tarde (cuando no está ni el gato Félix), y el cierre a las 9 de la noche (cuando la gente está muy por la labor).

· Hay que estudiar la posibilidad de dotar de algún sistema de refrigeración ecológico a la Feria, para los días de fuerte sol, que pueden ir desde las lonetas tipo «Corpus» hasta los aspersores utilizados en la Expo de Sevilla.

· Sería oportuno abordar una dinamización profunda de la Feria, de forma que se genere un importante aumento del tráfico al circuito. La incorporación de ciertas actividades más lúdicas ayudaría a tal efecto.

· Se podría estudiar la posibilidad de hacer de los viernes una jornada especial, con un horario nocturno (se abriría por la tarde a una hora más avanzada), con una sesión nocturna de música y libros en el interior del parque, aprovechando la climatología agradable para crear un ambiente festivo que invitara a quedarse al público, disponiendo de las casetas abiertas hasta medianoche.
En definitiva, la Feria ha sido buena y hay que alegrarse por ello, pero debemos repensar qué Feria queremos en el futuro. Todo es mejorable si aunamos voluntades.

1 comentario:

Gozque dijo...

Las propuestas son muy acertadas porque curiosamente en una feria donde sin hacer mucho hay una confluencia tan masiva de público, haciendo algo pues ya lo bordarían. Lo cierto es que en general nos falta cierto sentido del espectáculo para estas cosas, algo de mentalidad anglosajona para convertir un evento local como este en un macroevento con cierta resonancia internacional (algo así como un concierto de rock).

No hay presentaciones potentes, ni escritores de talla internacional (imaginémonos un Grisham, un Coelho). Puestos a vender quizá algo de pompa podría multiplicar los ingresos.